NG200701022

LA TEOLOGÍA EN SALAMANCA EN EL SIGLO XIX 611 , , a l a e s l a l, a o - s a i- s l r á 2 s - o - n - n L diaran en la Gregoriana fue una opción no aceptada por algunos prelados, en concreto por el dominico Ramón Martínez Vigil, arzo- bispo de Oviedo, quien pronunciaría la siguiente frase lapidaria: “La Gregoriana y los jesuitas sólo pueden dar a los alumnos una ciencia cruda” 79 . 2.5. E L S EMINARIO ELEVADO A U NIVERSIDAD P ONTIFICIA En este estado de cosas, daba las gracias al Estado por la con- cesión de las mismas y, curiosamente, también en el escrito se deja notar ese espíritu restaurador, entendiendo además que Salamanca estaba en estrecha relación con el Orbe católico: “... hacemos pública la más sincera y ardiente gratitud a la Junta mencionada, por la deli- cada atención que ha demostrado a S. E. I. en un asunto que tanto interés ofrece a los alumnos aventajados de la Facultad de Teología, a la que en gran parte debe su nombradía y fama la celebérrima Escuela salmantina” 80 . Pero no se trataba sólo de una opinión del prelado salmantino, sino que parecía ser vox populi, tanto en los ambientes eclesiásticos como civiles, que los seminarios centrales habían de cubrir el hueco dejado por las Facultades de Teología suprimidas 81 . ORTÍ, “Los seminarios diocesanos y el Pontifico Colegio Español de Roma”, en ID., Informe de la Visita apostólica a los seinarios españoles en 1933-1934. edición del Informe y estudio sobre ‘La formación sacerdotal en España (1850-1939)’ (Sala- manca - Roma 2006) 411-450. 79 V. CÁRCEL ORTÍ, Los seminarios diocesanos y el Pontifico Colegio Español de Roma ..., 426-430. 80 “Becas para estudios en Roma (25-II-1894)”, en Boletín Eclesiástico de Sala- manca 41 (1894) 123. 81 Así lo entendía el nuncio Rampolla en su informe al Secretario de Estado de la Santa Sede (Madrid, 15-VI-1885): “Altro danno gravissimo è stato arrecato alla cultura del clero dalla soppressione delle sue famose università apostoliche Sal- manticense e Complutense, dalle quali sono usciti i più reputati teologi, canonisti, letterati che altamente onorarono negli andati tempi il ceto ecclesiastico. Estinti per tal modo questi due preipui focolari di studii sacri, le cui cattedre in virtù di anchi statuti venivano occupate da sacerdoti e religiosi di vari ordini, ed attorno a cui si raggruppava una leetta moltitudine di chierici secolari e regolari e di collegi, caddero siffattamente le scienze e le lettere tra gli uomini di Chiesa da tracciare una enorme distanza e visibile tra l’antica e la nuova cultura. Confinata pertanto nei soli recinti dei seminari diocesani ogni educazione morale e scientifica del clero, è andata questa di giorno in giorno peggiorando ed illanguidendosi sovra misura

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz