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604 MIGUEL ANXO PENA posterior en el tiempo, intentaba reflejar el espacio vivido también con anterioridad: “En cada diócesis no hay más candidatos de ordinario que los jóvenes alumnos del seminario, quienes, ordenados sacerdotes des- pués de apenas 4 años de teología, no quieren ir a una parroquia de rango secundario, sino que creyéndose con aptitudes para aspirar a una mejor colocación, se presentan presurosamente para ser nombra- dos para una cátedra. Con ello consiguen poder continuar sus estu- dios sin gasto alguno, más aún, con algunas ventajas materiales, sin necesidad de asistir a las clases, bastándoles matricularse y hacer un examen pro forma a final de año para obtener los grados académicos con lo que consiguen incluso un título para una buena colocación apenas cumplida la carrera de teología y derecho canónico. Por esto, se ha dicho que la mitad del profesorado cambia cada 4 ó 5 años; y por esto suele decirse también que el profesorado para muchos no es más que una parte o un escalón para ascender a puestos mejores. En cuanto al modo de selección de los profesores, no siempre se atiende al talento o a la aptitud de los candidatos sino que frecuente- mente se siguen las recomendaciones de personas influyentes en lo que son menos culpables los obispos que quienes los rodean” 65 . 2.3. R ESTAURACIÓN La restauración del Seminario tendrá lugar a partir de 1885, cuando sea nombrado obispo de Salamanca el agustino Tomás Cámara y Castro, que pensaba ya en la fundación de un Colegio de Estudios superiores eclesiásticos. El prelado veía la necesidad de dicha entidad, “puesto que los estudios superiores van enderezados 65 A. VICO, “Informe sobre la situación de los seminarios en España hasta el 31 de diciembre de 1891. V. CÁRCEL ORTÍ (ed.)”, en Seminarios 26 (1980) 395, n. 103. Esta realidad, por otra parte, se venía arrastrando ya de décadas anteriores. El mismo obispo de Salamanca lo hacía notar al secretario de Estado en 1847: “Son pocos los que se dedican al estudio de la Teología, y poquísimos entre ellos los que tengan medios para soportar los cuantiosos gastos que ocasionará en adelante, habiendo de acudir a las universidades donde se enseñe, cuando por otra parte faltan los estímulos que a muchos indujeron a seguirla”. “Carta de D. Agustín Lorenzo Varela, Obispado de Salamanca, al Secretario de Estado y del despacho de Gracia y Justicia sobre el plan de estudios de 1847 (26-VIII-1847)”, en M. ANDRÉS MARTÍN, La supresión de las facultades de teología ...., 65, n. 6. a t l e l s t S t l i g l y a l c 3 s d l d ( J n

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