NG200701020

FILOSOFÍA Y NACIÓN 551 s - a , - l l, a e a s l - e s i- s o a e e r sí a n u e reflejarán esa triple función cumplida (modos reales de la actividad e historia filosóficas). La bibliografía resultante deberá clasificar ade- cuadamente el material. En esta operación de reconocimiento múltiple el historiador se ve obligado a ampliar los “lugares” filosóficos para poder dar razón del hecho que analiza. Es una exigencia de toda historia de la filo- sofía, pero mucho más de la elaborada con criterio nacional. En una consideración general o universal las fuentes que suele tenerse en cuenta son por lo general los escritos de los filósofos (ensayos o tra- tados), de los cuales interesa solamente sus ideas y sentido digamos universal, como si de un análisis puramente lógico e intemporal se tratara. Pero, como escribe Ortega y Gasset, “ninguna idea es sólo lo que ella por su exclusiva apariencia es. […] una idea es siempre reacción de un hombre a una determinada situación de su vida… Es, pues, inseparable de ésta. Tal vez resulte más claro decir esto: pensar es dialogar con la circunstancia. Nosotros tenemos siem- pre, queramos o no, presente y patente nuestra circunstancia; por eso nos entendemos. Mas para entender el pensamiento de otro necesita medios para subsistir. Bibliotecas, editoriales, revistas, ayudas I+D, premios y estímulos, congresos, magisterio, facultades, departamentos, institutos de investi- gación… Todo eso forma un conjunto de órganos y funciones destinado a mantener la actividad filosófica. También su conocimiento es imprescindible para comprender una parte al menos de su historia, pues quienes administran esa riqueza de bienes son personas o entidades públicas o privadas que queriéndolo o no inciden con su acción en la progresión o regresión de tales o cuales líneas de investigación y pensamiento. Por eso es importante el análisis de los móviles de la actividad económica. Desde el punto de vista ético la filosofía es tarea eminentemente individual, personal, y pide ser realizada conforme a su ser o deber ser, cuyo bien consiste en lograr la perfección posible en su línea de trabajo y aplicación. Los materiales para el análisis de esta función lo forman los textos de los filósofos (tratados, ensayos, epistolarios y otros géneros literarios) a donde se va a buscar ideas, argumentos, estructura argumental y sistema, sentido…, en definitiva el fondo y lo interior de la filosofía. Lo auténtico de la filosofía no está sólo en su función ética, según hemos dicho que pretendía Ortega, pues ello equivaldría reconocer que las funciones exteriores (política y económica) carecen de sanción y sentido filosóficos, como si no colaborasen positiva o negativa- mente a que la filosofía cumpla su fin propio. Lo exterior, repetimos, no es lo suce- dáneo de lo interior sino su encarnación y, por tanto, merecedor también de sanción ética. Las tres funciones forman una estructura unitaria de integración. Pues bien, creo que la historia nacional de la filosofía, por la proximidad de su objeto de estudio al Sitz im Leben , al mundo de la vida, es la que mejor puede rendir cuenta de la política, economía y ética filosóficas en el sentido aquí apuntado.

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