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FILOSOFÍA Y NACIÓN 549 - e ) a - , a o a e - e é l s ; , a - - s e . , - a . El método pues es una especie de círculo abierto y dinámico en que todos los elementos que lo componen están imbricados y contribu- yen a crear ciencia bien fundada. La libertad del investigador (una libertad relativa y razonada) se da sobre todo en la asunción de una u otra teoría y en los fines a cuyo servicio pone la investigación; en cambio hay menos juego para una libertad responsable en cuanto a la competencia profesional y uso de los procedimientos técnicos que se supone debe tener todo investigador en el ejercicio de su oficio a fin de que su producto sea una obra bien hecha desde ese punto de vista interno. Por último, el investigador se debe a la realidad histó- rica, a la verdad posible que de ella sea dable decir en cada momento con los medios disponibles, y en este punto ninguna libertad legítima tiene para modificarla a su antojo en ningún sentido. A ella se debe como testigo cualificado, no como manipulador 26 . 5.2. L A MARCHA METÓDICA Visto pues los principios de que parto, procedo a continuación a abordar en concreto y de forma esquemática la cuestión de la meto- dología de las filosofías nacionales. Ante todo conviene decir que se trata de un camino multidireccional puesto que el objeto de que se trata es multiforme. La filosofía nacional es una realidad histórica compleja en la que confluyen aspectos heterogéneos, cada uno de los cuales requiere distinto tratamiento. Por un lado pertenece a la historia de la filosofía y por otro a la historia cultural de un país. El método con que haya de abordarse un tal objeto debe pues, sin per- der su unidad esencial, dar respuesta a lo que requiere su naturaleza mixta. Por ser un objeto de la historia de la filosofía ha de poder ser sometido a todas las exigencias de ésta para su reconocimiento y estudio; y por ser objeto de una historia nacional determinada, al ser ésta la condición y circunstancia en que se da, debe ser reconocido y estudiado como un elemento más inserto en las tradiciones culturales del país, de las que será en parte reflejo. Va de suyo que lo primero es el reconocimiento del objeto; esto es, la existencia de la filosofía como realidad histórica de tal o cual 26 M. MENENDEZ PELAYO, O.c. en n. 25, 42-44.
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