NG200701020

FILOSOFÍA Y NACIÓN 543 a - - s s a a s - e e - z s il , s a a - e e e s e con tiempo y buena voluntad, detengámonos en la segunda, la más corrosiva y pertinaz, precisamente porque parece que nace de una pretendida toma de postura científica 21 . El investigador que se interna en el campo de la historia ence- rrado, que no abierto, en rígidos supuestos de escuela, no suele ver lo que tiene delante si no es dando una vuelta más de llave a su par- ticular área de supuestos. Desde esa atalaya, a veces verdadera torre hermética, lo divisa todo y fuera de allí le resulta muy difícil ver otra cosa que sí mismo. No es que patrocinemos una neutralidad imposi- ble tal como pretendió en su tiempo el positivismo. Como dice Lledó, “la historia se hace desde un determinado presente histórico, al que el historiador no puede ni debe rehusar, pero esto es muy distinto de proyectar sobre la historia el entramado de un sistema, y buscar en ella su confirmación” 22 . Sabemos que sin prejuicios –nuestros andadores mentales– no es posible ver ni pensar, pero tan necesario es tenerlos como darnos cuenta de que los tenemos y ponerlos en cuarentena siempre que lo exija el análisis metódico de la realidad. Para eso se requiere, además de competencia teórica y corrección en el uso de los procedimientos, dejarse llevar de la pasión de verdad, la única que de veras nos puede empujar a mirar más allá de los necesa- rios prejuicios, genuina virtud heroica del auténtico intelectual. El historiador excesivamente preocupado por rígidos supues- tos de escuela o por cualesquiera otros que no sea el deseo de la pura verdad de la cosa (siempre difícil, siempre por alcanzar…), se conduce al modo de aquel sorprendente espectador que ante los espejos de feria se deja llevar del dicho “así es, si así os parece”, y en vez de reírse de sí mismo piensa que la realidad es tal como allí se le ofrece. De pronto se ve excesivamente gordo o flaco o defor- 21 Es el investigador que, al decir de Emilio Lledó, procede de forma antihistó- rica . Una tal posición “busca en la historia no sólo la confirmación de un determinado sistema, desde el que se parte para interpretarla, sino la automática eliminación de toda filosofía que no se pueda armonizar con aquella de que se parte. Esta actitud parece arrancar de un punto de vista científico, pero en el fondo no es sino una pos- tura dogmática. Su pretensión no es objetiva sino subjetiva. No se trata de que el pen- samiento se adecue a la realidad intentando seguirla en su desarrollo, sino de que la realidad se acomode al pensamiento siguiéndolo en su esquematización”. E. LLEDÓ, O.c . en n. 19, 238-239. 22 Ib., 239.

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