NG200701019

498 ÁNGEL INFESTAS atribuyen a esa actividad productiva. La influencia del significado atribuido al trabajo influye tanto en su realización como en sus resultados, ya que, según un representante cualificado de la sociolo- gía fenomenológica, “los constructos de las ciencias sociales son, por así decirlo, constructos de segundo grado, concretamente construc- tos de constructos hechos por quienes actúan en la escena social, cuyo comportamiento el científico social ha de observar y explicar de acuerdo con las reglas metodológicas de su ciencia” 4 . O como recordaba Alain Touraine desde una perspectiva más objetivista, “el sistema social no se define por su funcionamiento, por sus intercam- bios internos y externos, sino ante todo por su capacidad “reflexiva” de conferir una orientación y un sentido a las conductas sociales al actuar sobre sí mismo y al transformarse tanto por la creación de un campo de conocimiento, como por la acumulación económica y por la representación de esta creatividad” ( Introducción a la sociología (Barcelona 1978) 307). Profundizando un poco más, es preciso afirmar que los condi- cionantes de lo societal sobre lo sociológico no se limitan al objeto en estudio, sino que también se hallan presentes en el sujeto investigador como miembro de una sociedad y, en consecuencia, partícipe de sus interpretaciones y significados. Desde el peligro de un etnocentrismo más o menos consciente, la influencia de los condicionantes societa- les sobre el investigador puede ser doble: por un lado, imponiendo la relevancia teórica de un objeto en función de la importancia que le concede su grupo; y por otro, aceptando acríticamente la definición del objeto que predomina entre los suyos. Así, para la mayoría de los miembros de las modernas sociedades desarrolladas pueden resultar incomprensibles determinados comportamientos ociosos frecuentes en otras sociedades cuyo grado de satisfacción de las necesidades básicas raya en la mera subsistencia 5 . Ante el riesgo de que la insistencia en los rasgos diferenciales conduzca tanto a un relativismo radical y a un caos teórico como 4 A. SCHÜTZ, On Phenomenology and Social Relations (Chicago1975) 273. 5 No menos extrañas les resultaron siempre las formas de vida de los occiden- tales a los miembros de otras sociedades. Ilustrativas de esta afirmación, a la vez que críticas y sugerentes, fueron las impresiones que el jefe samoano, T. DE TIAVEA, llevó a su tierra de su viaje a Europa hace unos cien años, tal como se recogen en Los papa- lagi (hombres blancos) (Barcelona 2000). a c c e 1 t e r a c t e a e 2 c l a c

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz