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EN TORNO AL QUEHACER SOCIOLÓGICO 495 s a s a - a , - - - s - a , . - , e e s a e , l , s - nificaciones compartidas por los mismos individuos que las protago- nizan, añadiendo dificultades epistemológicas propias a los intentos de teorización sobre la sociedad. En nuestro caso, entre el objeto de estudio y su análisis científico se sitúa, como mediación inevitable, la significación que cada sociedad atribuye a los fenómenos que vive, incluido el mismo proceso de producción científica; de ahí la conve- niencia de aclarar los términos que encabezan este apartado y que se refieren a tres formas o momentos de aproximación a la realidad social. Lo social se refiere a los acontecimientos que una sociedad vive y que son análogos en todos los grupos humanos. Tal analogía supone, por un lado, una convergencia de necesidades y de orientaciones de solución; y por otra parte, también incluye notables diferencias derivadas de los factores internos y externos que confieren a cada sociedad una originalidad indiscutible. Aunque con matices propios, a lo largo de la historia, todos los grupos humanos han tenido que satisfacer necesidades individuales y colectivas como condición de supervivencia y esas formas de satisfacción han cristalizado en defini- ciones normativas sobre el sentir, el pensar y el actuar sus miembros, transformando las respuestas iniciales a las necesidades en ethos , en un mundo de significados compartidos que orientan imperativa- mente las relaciones sociales posteriores. Por eso, desde el punto de vista que aquí nos ocupa, resulta más interesante insistir en el nivel societal, referido al mundo de significaciones que cada sociedad atribuye a los fenómenos sociales. Los hechos sociales nunca se nos presentan de modo inmediato a la observación, en estado puro, sino que se hallan revestidos de reglas y normas, de tradiciones, de ideología... Cuando aborda la realidad social, el sociólogo la encuentra recubierta de prácticas sociales, que la controlan, gobiernan e interpretan. En esta interpretación se incluye una elaboración simbólica que insiste, en ocasiones hasta la exclusividad, en algunos rasgos considerados más significativos, entre los cuales destaca una valoración del mismo, una definición de su relevancia para el grupo o para la sociedad. A modo de ejemplo, podemos considerar el proceso de trabajo, entendido como actividad individual o colectiva mediante la cual los seres humanos acceden a los recursos imprescindibles para cubrir sus necesidades. El trabajo, como actividad productiva, es un hecho

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