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508 ÁNGEL INFESTAS ahora se plantea una contraposición similar respecto a la natura- leza de la ciencia social , que también se define dicotómicamente, a partir de la determinación de dos extremos o polos que estarían ocupados, respectivamente, por dos concepciones enfrentadas de la ciencia social: la subjetivista y la objetivista. Concepciones que, por otra parte, reflejan una problemática clásica en la filosofía occidental, como recordaba Beltrán al remitir el debate en torno al objeto de las ciencias sociales a la cuestión medieval de los universales: “Porque mantendrían posiciones afines a los nominalistas quienes sostuviesen que lo único existente son los individuos, y que cosas tales como ‘la sociedad’, ‘las clases sociales’ o ‘los objetos culturales’ no son sino fla- tus vocis o, todo lo más conceptos que pueden ser útiles para expli- car el comportamiento de los individuos” (1984, 30). Cada teoría sociológica se puede adscribir a uno de los modelos contrapuestos en virtud del predominio de los rasgos característicos que las definen y que se refieren a las dimensiones más importantes observables en una teoría social, como son: 1. La dimensión ontológica , referida a los presupuestos relati- vos a la esencia del fenómeno en estudio. En el caso de la ciencia social la cuestión planteada se centra en el carácter de lo social, es decir si lo social, por su misma naturaleza, es externo a los indivi- duos, es objetivo; o si, por el contrario, es únicamente un producto de la mente humana, algo subjetivo. Realismo frente a nominalismo. Realismo entendido como la aceptación de la existencia de una realidad social extramental inde- pendiente del sujeto, objetivamente cognoscible. Nominalismo, como afirmación de que los conceptos que podemos elaborar sobre lo social no corresponden a nada real común en los individuos a que se refieren, son signos verbales, nombres..., que poseen la propiedad de predicarse de diversos individuos concretos. 2. La dimensión epistemológica , referida a la fundamentación del conocimiento de lo social y de su comunicación. En un extremo cabe situar la afirmación de que al conocimiento de lo social se puede llegar del mismo modo que al conocimiento de la realidad natural; y en el opuesto, la proclamación de formas propias de aprehensión de lo social, basadas en la experiencia y vivencia personales. a r l c s c r c ( c r s “ l s c

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