NG200701018

SOBRE LA LIBERTAD POSITIVA 483 - l e í - - s a s , r e e e , l r r : s - - r s - a hay verdad, una verdad objetiva y que no se modela a nuestro capricho, tampoco hay libertad. De nuevo recurro a un ejemplo para explicarme mejor. Pen- semos en el artista que se encuentra ante la partitura de una obra maestra que él comienza a ensayar. Poco a poco va familiarizándose con la obra, va aprendiendo a conocer sus pasajes más exigentes, va apropiándose del lenguaje musical del compositor y dando forma a su propia interpretación. Pero el buen intérprete no procede a ciegas, sino que en todo momento se deja guiar por el universo estético que lentamente ve surgir ante sus ojos. Poco a poco, la obra le va entre- gando su secreto, hasta que el intérprete cree “dominarla”. Curiosa- mente, este dominarla es en realidad un ser dominado por ella, un someterse al misterio estético objetivo que tanto ha costado revelar. La experiencia de libertad creadora que siente el artista es, a la vez, la experiencia de someterse a las exigencias de la obra de arte, a una verdad que el intérprete no crea, sino que encuentra dada. Yo creo que algo parecido ocurre con la existencia responsable. Cada uno de nosotros somos los intérpretes de la partitura de nues- tras respectivas vidas, es decir, de las circunstancias en las que nos ha tocado vivir. Siempre tenemos abierto, ante nosotros, un abanico más o menos amplio de posibilidades, las cuales dan lugar a su vez a nue- vas posibilidades; la vida es siempre, en este sentido, un “jardín de senderos que se bifurcan”. Es cometido de nuestra libertad el elegir una u otra posibilidad, optar por uno uno u otro sendero. Pero esta opción no se realiza a ciegas, de manera azarosa o arbitraria, sino que está guiada en todo momento por el valor o disvalor objetivo de las distintas opciones. No nos llamemos a engaño: la solidaridad con los necesitados es mejor que la indiferencia; la creatividad y el esfuerzo por desarrollar nuestros talentos son mejores que la pasivi- dad y la inercia; el respeto a la realidad en su conjunto y sobre todo a nuestros semejantes es una actitud mucho más digna que el intento de dominar la realidad –incluidos nuestros semejantes– y someterla a nuestros caprichos; el espíritu crítico hace nuestra vida más humana, mientras que la pereza mental y la acomodación a los prejuicios que flotan en el ambiente la empobrecen. Pero si todas estas afirmaciones son verdaderas, y yo creo que lo son, entonces no es verdad que todas las opciones que tome- mos libremente sean, ya por el solo hecho de ser libres, opciones

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz