NG200701018

482 LEONARDO R. DUPLÁ 3. LIBERTAD Y VERDAD Quisiera ahora llamar la atención de mis lectores sobre una mani- pulación muy frecuente del concepto de libertad, una manipulación que puede tener muy graves consecuencias. He hablado antes del valor que todos reconocemos a la libertad, de la importancia de que cada ser humano decida libremente cómo quiere vivir. Hasta aquí casi todos estamos de acuerdo, al menos en Occidente, donde la tole- rancia del modo de vida discrepante del nuestro nos parece irrenun- ciable. Pero no nos quedemos en la superficie del problema, no nos contentemos con constatar que el ideal político de la libertad cuenta con gran respaldo. Vayamos al fondo de la cuestión y preguntemos por qué es importante la libertad (y correlativamente la tolerancia), por qué no hemos de interferir en la vida de nuestro prójimo. Hoy muchas personas contestan que no hay derecho a imponer a los demás un determinado estilo de vida por la sencilla razón de que no existen estilos de vida mejores y peores, todo es cuestión de gustos, y no habiendo en este terreno ningún criterio universalmente válido, no tenemos derecho a imponerle nada a nadie. Como se ve, el argumento a favor de la libertad y de la tolerancia se alimenta del supuesto de que en el terreno moral la verdad objetiva no existe: sólo existen los gustos de cada cual. Cada individuo ha de poder elegir con plena libertad; y elija lo que elija, acierta, pues él es el mejor intérprete de sus propias preferencias. Dicho todavía de otro modo: aquí la libertad es la fuente de la verdad, pues toda decisión, por sólo hecho de ser autónoma, es acertada. Tan común se ha vuelto este modo de pensar, que en algunos ambientes se mira con recelo a cualquier persona que posea “con- vicciones fuertes”, sean de tipo religioso, político o de otro orden; en una persona así se ve a menudo a alguien que no nos impone violen- tamente su modo de ver las cosas únicamente porque no tiene poder suficiente para hacerlo. Ésta es, justamente, la tergiversación de la libertad a la que antes me refería. A mí me parece que la verdadera relación entre libertad y verdad es justamente la contraria: la decisión libre del sujeto autó- nomo no es la fuente de la verdad, sino que, muy por el contrario, la verdad es la medida y la condición de posibilidad de la libertad. Si no c s c a s s l g s L l v t t v s c e a l

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