NG200701018
SOBRE LA LIBERTAD POSITIVA 491 - s r í - e e . - a e e - - , s s - s a a e Pues bien, quiero añadir ahora que al ganar en libertad no sólo nos hacemos mejores, sino también más dichosos. El hombre bueno y el hombre feliz son uno y el mismo. Por eso afirmaba el estoi- cismo antiguo que la virtud es premio de sí misma. Y por eso suge- ría Wittgenstein, muchos siglos después, en una anotación de sus diarios, que el verdadero examen de conciencia no debería indagar si soy bueno o malo, sino si soy feliz o desgraciado 7 . Si hoy nos cuesta aceptar esta idea de la coincidencia última de bondad y felicidad, es debido a que operamos a menudo con una idea sumamente pobre de la felicidad humana. La reducimos, en efecto, a una simple sucesión de estados sensibles placenteros pro- vocados por causas cualesquiera. Max Scheler, en cambio, sostenía que la dicha profunda, la felicidad propiamente tal, no consiste en placer sensible, ni tampoco en plenitud vital, sino que estriba en la conciencia de ser quienes debemos ser, es decir, en lo que nosotros venimos denominando libertad positiva. El propio Scheler solía introducir también, en este mismo con- texto, el concepto de ‘salvación’. Puesto que el yo ideal de cada hombre es la idea que Dios se ha hecho de él al crearlo, ganar en libertad positiva, aproximarse a ese yo ideal, es lo mismo que sal- varse 8 . Ahora bien, si libertad, bien moral, felicidad y salvación son realidades convergentes (pues el hombre libre, el bueno, el dichoso y el que alcanza la salvación son uno y el mismo hombre), entonces llegamos a la conclusión sorprendente de que hemos logrado más de lo que en principio nos habíamos propuesto. Nuestra intención era únicamente la de identificar el sentido capital, el sentido enfático de la libertad. Y resulta que, casi sin proponérnoslo, hemos dado con algo así como el vértice de la existencia personal, es decir, el polo en el que convergen, inopinadamente, nuestras aspiraciones más profundas e irrenunciables. 7 L. WITTGENSTEIN, Tagebücher 1914-16 , en Schriften , vol. 1 (Fráncfort 1969): “O soy feliz o no lo soy, eso es todo. Se puede decir que no hay bueno o malo”. 8 Véase, por ejemplo, M. SCHELER, Ética (Madrid 2001) (VI, 2, 2: “Persona e individuo”) 635-642.
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