NG200701017

432 ÁNGEL GALINDO desprecio a los practicantes y su silencio e ironía respecto a los que creen les coloca en un lugar de desprecio inhumano, no lejano al que merecen los racistas. * * * Nos encontramos, por tanto, con el desafío ético que nace en la praxis de la secularización. La Iglesia sabe que los hombres, cre- yentes o no, están llamados al esfuerzo ético de colaborar en la edi- ficación de este mundo. Para ello, propone, entre otros medios, la necesidad de la purificación de la razón desde la misma fe religiosa (DCE 27), ya que “seguir a Cristo no es una imitación exterior, por- que afecta al hombre en su interioridad más profunda. Ser discípulo de Jesús significa hacerse conforme a Él, que se hizo servidor de todos hasta el don de sí mismo en la cruz (Cf. Fl 2,5-8). Mediante la fe, Cristo habita en el corazón del creyente (Cf. Ef 5,17) y el discí- pulo se asemeja a su Señor y se configura con Él; lo cual es fruto de la gracia, de la presencia operante del Espíritu en nosotros” (VS 21). El cristianismo se presenta como una religión de hombres salvados donde Dios toma la iniciativa de ofrecernos su cercanía y amistad. Por ello, lo primero es tomar conciencia de la necesi- dad de sentirnos salvados. Desde esta experiencia la pregunta será clara y sencilla: ¿hay que aceptar una ética humana o una moral cristiana?¿defendemos una ética fundada en la razón, una ética pro- fana o una religiosa? 3 . Si afirmamos que la conducta moral debe tener, como base imprescindible, la aceptación de la verdad revelada, nuestro estilo de vida sólo será válido para los que comparten nuestra fe. Sin embargo, si optamos por una ética independiente con el deseo de que sea conocida por todos, no se trataría ya de una moral cristiana. En este caso ¿para que necesitamos ya la revelación? o ¿qué lugar ocupa ésta en el marco de la religión y de la ética racional? Quizás la respuesta, como hemos señalado más arriba, la encon- tremos en el camino conceptual de la purificación de la razón (DCE 28). Para entender esta función purificadora hemos de saber que de igual manera que en la primera parte de la encíclica Deus Caritas est 3 J. FUCHS, “Existe-t-il une ‘morale chrétienne’?” en Recherches et syntéses IX (Gembloux 1970). l r l r l c e r a ( e r t p y t f g

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