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462 ÁNGEL GALINDO 2º En busca de los principios teológicos de la laicidad La cuestión clave va a ser la libertad de las religiones en la socie- dad, la violencia dentro del clima social, el lugar que la religión y la ética ocupan dentro de la misma. Esta cuestión de búsqueda de libertad quedará patente cuando se quiere presentar en la sociedad un proceso de conversión mediante las tareas pastorales y el deseo de intervenir lícitamente en la misma sociedad ante la aparición de los problemas de moralización introducidos en la sociedad por las exigen- cias del “modernismo” que viene de más allá de los propios límites. Los principios teológicos más importantes que se manifiestan son los propios de la religión misionera. El fondo filosófico será tanto el valor de la virtud de la religión como la relación fe y ciencia. Pode- mos resumir el esquema teológico de la religión, base de la ética, en una situación de laicidad de la forma siguiente: a. En primer lugar, la experiencia de la vida intramundana sólo tiene sentido por la finalidad última que coincide con la solu- ción trascendente del más allá. Las claves de esta historia de salvación y los medios para llevarla a cabo han sido entrega- dos a la religión. Esta está representada y simbolizada por la jerarquía religiosa; los medios son los ritos, los sacramentos, las devociones y la doctrina; a todo esto se ha de responder con un comportamiento ético y devocional concreto. b. En segundo lugar, la organización material de este mundo ha sido encomendada a los poderes de este mundo, es decir, al Estado en sus representantes. Pero estos poderes tienen sentido si son autónomos, es decir, capaces de regular la con- vivencia desde el imperativo de las leyes que nazcan, entre otras, de las razón ética y religiosa del ser humano. En este sentido, el poder temporal ha de estar subordinado en las cuestiones religiosas y éticas. c. En tercer lugar, esta fundamentación característica tiene unas “implicaciones concretas”: estos poderes temporales han de estar sometidos expresa y prácticamente de tal manera que nada de lo que manden puede estar en contra de la ética racional de la religión. Por otra parte, han de estar al servicio de la realidad religiosa plural de manera que ante otras inter- pretaciones de la historia distintas, han de salir en su defensa con su auxilio regulador. e l c e c r l c l L s l c s e z ( f i c

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