NG200701017
ÉTICA Y RELIGIÓN EN LA VIDA SOCIAL. LAICIDAD Y LIBERTAD… 453 e a - - a a , s - s . a s y l r a a - s y . 2.3. M ORAL EN UN MUNDO SECULARIZADO 47 Uno de los signos de los tiempos más visibles en esta época es “la secularización” que propugna la autonomía de las realidades terrenas respecto al ámbito de lo religioso. El proceso ha sido lento pero eficaz, lleno de ambigüedades: La primera en secularizarse fue la ciencia que poco a poco ha ido separándose de la influencia de la religión, de los brujos, curan- deros y sacerdotes. También se ha secularizado la política. De la consideración de la autoridad como una derivación directa de la divinidad se ha pasado a la concientización de la responsabilidad de los hombres en las tareas ciudadanas donde hay muchos caminos a veces señalados por la sangre de las revoluciones y en algunos casos la misma autoridad se separa de la ética. Asimismo, la moral ha inten- tado plasmar su propia secularización en el siguiente proceso: Las raíces de este proceso se encuentran seguramente en el mundo de la cultura griega en la que los sofistas intentaron dar un giro antropológico a la moral. El bien según ellos no radica en la majestad del cosmos o en la autoridad del ser absoluto sino que lo determina el hombre y la sociedad en la que vive. Pero vino el cristianismo que no vincula la ética a la religión sino descubre que la actuación con un corazón noble, justo y misericor- dioso es una ofrenda agradable al Señor. El amor que Dios manifiesta a los hombres es devuelto en el amor que los hombres profesan a sus hermanos. Pero también el cristianismo desvincula la ética de la reli- gión en el sentido de que los sacrificios religiosos no son nada si no van acompañados por la bondad del corazón. En la época moderna, asimismo, encontramos un rápido proceso de autonomía. La crisis de las relaciones entre la moral y la religión se ha manifestado de la siguiente manera: Por una parte, surge el establecimiento de una moral autónoma independiente de toda sanción religiosa. Hemos comprendido que también fuera del terreno de la fe y de las creencias existen hom- bres sobrios, justos, honrados. Hemos visto también que los tiempos modernos nos han traído la desconfianza ante la demostración de la existencia de la bondad de Dios y desde muchos campos, como 47 Cf. L. SANTAMARÍA DEL RÍO, O.c ., 579-580.
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