NG200701017

ÉTICA Y RELIGIÓN EN LA VIDA SOCIAL. LAICIDAD Y LIBERTAD… 449 - r , - e , l e l a - - - s a d tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su con- ciencia con sus juicios contrapuestos que les acusan y también les defienden” (Rm 2,14-15). O, en aquel otro lugar, “Por lo demás, her- manos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta” (Fl 4,8). En el mismo Concilio Vaticano II, en la Constitución “Gaudium et Spes” , recordando a Pablo y valorando la fuerza de la Conciencia en el hombre junto con el recuerdo del sentido ecuménico de la vida del hombre de hoy, encontramos la segunda respuesta positiva a nuestro interrogante (GS 16). La fidelidad a la conciencia une a los cristianos con los demás hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad. Así, esta facultad del hombre se convierte en la fuerza y razón ecuménica de la construcción de una ética común y mundial. En ese campo magisterial, los obispos españoles, en diversos documentos pero de forma particular en “La verdad os hará Libres” 34 lo dicen de la siguiente manera: “Los cristianos no deberíamos repetir con ingenuidad y con matizaciones –y menos con intolerancia– la consabida frase: ‘Si Dios no existe, todo está per- mitido’. Pues no sería intelectualmente honesto ni evangélicamente verdadero ver únicamente el fondo negativo de una cultura y un hombre sin Dios. Porque... hay valores auténticos en los in-creyentes que no pueden ser relegados o desdeñados sin palmaria injusticia”. También encontramos una respuesta positiva en el campo teo- lógico. “Los teólogos moralistas actuales, y no sólo ellos, no se limitan a aceptar resignadamente la competencia de los filósofos, sino que la defienden con vigor, incluso con in-disimulado ardor” 35 . La fuente de estos valores éticos, connaturales con todo hombre es su deseo de felicidad. Como he dicho en otro lugar, “con la ética de la res- ponsabilidad y de la racionalidad entendemos que la igualdad, la libertad y la solidaridad llevan a un tratamiento de cada persona 34 VhL 28, 29,32, 49. 35 J.L. RUIZ DE LA PEÑA, “Sobre el contencioso hombre-Dios y sus secuelas éticas”, en A. GALINDO GARCÍA (ed.), la pregunta por la ética. Ética religioso en diálogo con la ética civil (Salamanca 1993) 29. Cf. AA.VV . , Para ser libres nos libertó Cristo (Valencia 1990).

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