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HACIA UN ENFOQUE SOCRÁTICO DE LA ENSEÑANZA DE LA BIOÉTICA 409 s e e s - s a s s a r a - r s e a - - e s - a e - e - e - r de la llamada “ley natural”, que es también ley racional, es lógico suponer que esos mandatos tienen la razón de su parte. Por tanto, en un mundo descristianizado y secularizado, es posible defenderlos apelando a razones y no sólo a argumentos de autoridad religiosa. Esto es hoy muy frecuente en ciertos grupos católicos que trabajan en el campo de la bioética. Pero para comprobar que la apelación a la racionalidad como criterio no es en ningún caso definitiva, no hay más que ver qué pasa cuando los argumentos racionales no acaban de probar la tesis que intentan defenderse. Nunca sucederá que en tal situación acabe triunfando el argumento racional, caso de que vaya contra la norma dada por la autoridad religiosa. Siempre se negará validez y legitimidad a los argumentos que se esgriman en contra de la doctrina oficial del grupo religioso. De lo que hay que concluir que el criterio último, hoy como siempre, no es la razo- nabilidad o la racionalidad de la norma, sino la autoridad religiosa que hay detrás de ella. Por eso esta versión sigue perteneciendo al modelo doctrinal o instructivo. Los argumentos utilizados pertenecen siempre al ámbito de los llamados en lógica “argumentos ad hoc ” . Sería injusto reducir este modelo al caso de las tradiciones reli- giosas, y más en concreto al de la tradición católica. Lo dicho debe tomarse sólo como ejemplo, bien que muy significativo, sobre todo en los países en que esta religión ha sido y sigue siendo cultural- mente mayoritaria. Pero el modelo doctrinal o instructivo se da en otros muchos ámbitos. Por ejemplo, en muchos grupos políticos y filosóficos. De lo que se trata no es de formar críticamente a las personas, sino de difundir una doctrina, de crear adeptos fieles a un credo, sea este el que fuere. Así ha procedido clásicamente, por ejemplo, el marxismo. Y así funcionan, por lo general, todos los movimientos ideológicos. En ellos la instrucción moral se hace con patrones a veces muy similares a los de la instrucción militar. Era importante exponer este modelo por su importancia en ética y en bioética. Si en algún dominio tienen interés en estar presentes las ideologías de todo tipo, es en el de la ética, y ahora, concreta- mente, en el de la bioética. Eso permite explicar por qué muchos programas de bioética caen en este defecto. Un defecto que, a mi modo de ver, es sumamente grave. Estos sistemas indoctrinan a la gente, la moldean de una cierta manera, la hacen útil para ciertas causas, pero en mi opinión no la forman. Hay programas de bioé- tica que en vez de formar, deforman. Entre ellos están estos, los que incluyo en el modelo que he llamado doctrinal o instructivo. Pero

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