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HACIA UN ENFOQUE SOCRÁTICO DE LA ENSEÑANZA DE LA BIOÉTICA 411 s e a y , - , y e a - n l e - a e - a a - a e - - , y es a que estas cuestiones no pueden resolverse recurriendo a la razón apodíctica; por tanto, como si de problemas de matemáticas se tratara. Las cuestiones religiosas no se rigen por la misma lógica que los tratados de álgebra o de trigonometría, y lo mismo sucede con los problemas políticos o los gustos artísticos. La lógica fun- ciona de modos muy distintos en diversos campos de la realidad. En las cuestiones prácticas, como son las éticas y las políticas, la lógica no puede resolver los problemas de una vez por todas y para siem- pre. Es más, ante una misma situación, diferentes personas pueden resolver las cuestiones de modo distinto, sin que por ello podamos decir de esas soluciones que no son razonables o prudentes. Y una misma persona puede resolverlas también de modo distinto, incluso ante idéntica situación, en diferentes momentos de su vida. De todo esto se deduce algo de la máxima importancia, a saber, que en este ámbito el pluralismo es consustancial. Pues bien, el principio básico de la mentalidad liberal es que hay que respetar ese pluralismo, en vez de coartarlo, como proponía la otra acti- tud, la que hemos llamado impositiva. En el fondo, se trata de dos modelos que no sólo son distintos, sino opuestos entre sí. Cabría hacerse ahora la pregunta: ¿pluralismo de qué? Es difícil hablar de pluralismo a propósito de los “hechos”. Los hechos son iguales o muy semejantes para todos. Todos vemos más o menos igual los colores, oímos los sonidos, etc. En el orden de los hechos la variabilidad es muy pequeña, y además no crea grandes problemas. Nadie hace una cuestión personal del hecho de que un daltónico vea ciertos colores de modo distinto a como los perciben los demás. El pluralismo no se predica de los hechos sino de otro mundo, que precisamente va a ser la modernidad, y por las razones que estamos analizando, la que lo va a descubrir y describir; se trata del mundo de los “valores”. Hay hechos, pero hay también valores. Hay valores religiosos, y valores morales, y estéticos, y políticos, y económicos. Hay valores de muchos tipos. Y en ellos sí que se produce entre los seres humanos una enorme variabilidad. El valor belleza no ha per- manecido idéntico a lo largo de los siglos, ni incluso permanece igual durante la vida de una persona. Y lo que se dice de él cabe aplicarlo a cualquier otro. Los valores van cambiando, varían inevitablemente en un mismo ser humano, y desde luego entre los seres humanos.

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