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410 DIEGO GRACIA no son los únicos. También son deformantes, bien que por razones en muy buena medida opuestas a las anteriores, los programas que siguen el segundo de los modos que había anunciado, el modelo neutral o informativo. Pasemos ahora a su estudio. 2.2. E L MODELO NEUTRAL O INFORMATIVO Este modelo es mucho más reciente. De hecho, ha surgido a lo largo de los siglos modernos, como fruto de una tradición muy concreta, la tradición liberal. Ésta surgió en el marco, precisamente, de las luchas religiosas entre protestantes y católicos. En un princi- pio no fue una conquista ni de los protestantes ni de los católicos, que dieron muestras muy parejas de fanatismo e intransigencia, sino de otros movimientos que surgieron a finales de la Edad Media y sobre todo en el siglo XVI, y que hoy suelen englobarse bajo lo que Williams ha denominado la “reforma radical”, frente a la “reforma institucional” protestante y a la “contrarreforma” católica. Esos refor- madores radicales fueron los primeros que defendieron la libertad de conciencia, el que cada uno fuera libre de vivir de acuerdo con sus creencias religiosas. El principio de libertad religiosa, que en el seno de la Iglesia católica no ha sido aceptado más que al final del concilio Vaticano II, en diciembre del año 1965, fue la punta de lanza en la construcción de la mentalidad liberal moderna. Por supuesto, el liberalismo no consiste sólo en libertad reli- giosa. Poco a poco fue ampliando su espacio, hasta convertirse, ya en los siglos XVII y XVIII, en lo que hoy conocemos con el nombre de “libertad de conciencia”, que incluye también la libertad de pen- samiento y la libertad política, entre otras. Del mismo modo que a nadie se le puede prohibir el que conduzca su vida de acuerdo con sus creencias religiosas, tampoco se le puede impedir que defienda sus ideales políticos. Ése fue el origen de los regímenes democráti- cos, basados en el principio del pluralismo político. Y es que el pluralismo es el origen y también la consecuencia del principio de libertad de conciencia. Hay diferentes sitemas de creencias religiosas, políticas, culturales, estéticas, éticas y, en princi- pio y salvo excepciones, todos tienen que ser respetados. La unifor- midad en estas materias no se ha dado nunca, no se ha conseguido ni incluso con la fuerza. Ello se debe a una razón muy importante, y r s c c l r a s e e t i i v v a r s a e

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