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382 ALEJANDRO VILLALMONTE pueden tener culpa alguna. “Tras esta doctrina tuya tan inhumana, tan sacrílega, tan nefasta si yo la presentase ante jueces honrados, sólo deberían execrarte. Juzgarte indigno de toda discusión sensata y justa. Extraño a toda religiosidad, a toda ciencia, alejado de todo sentido común. Porque haces lo que ni siquiera un bárbaro se atreve a hacer: acusar de criminal a tu Dios” 11 . Julián de E. dejó poco por decir contra la teoría agustiniana del PO. Despojemos a estos y otros similares textos de la santa ira teológica y de iracundia retórica que los impulsan. Queda claro que, para Julián de E. –inteligente y piadoso obispo cristiano– la teoría agustiniana del PO es incompatible con el Dios de Jesucristo. Desde nuestra perspectiva actual diríamos que, ya desde su primera for- mulación, la doctrina el PO fue denunciada como deformadora del concepto cristiano de Dios. Una provocación, al menos virtual, para negar Dios, para el ateismo . Si fuere permitido utilizaríamos el califi- cativo antes entrecomillado: el PO sería una doctrina “ateígena”. Pero, por otra parte, al humanismo occidental tampoco pode- mos, por principio, eximirle de su responsabilidad alícuota en la génesis del ateísmo. En efecto, este humanismo, en cuanto occi- dental, tiene rasgos que, en forma tan destacada, no se encuentran en otros círculos culturales. Los resumimos en estas dos caracterís- ticas: Pasión por la racionalidad, pasión por la libertad. Estas dos pasiones, radicalizadas, llevaron al hombre de Occidente a la exal- tación de sí mismo (antropocentrismo) que implicaba el desprecio de Dios, al ateísmo. Implica una visión dialéctica del devenir histó- rico que parece originarse y mantenerse al conjuro de la consigna de Agustín, el “Padre espiritual de Occidente”: los dos amores que, en tensión dialéctica, impulsan el movimiento de las historia son: el amor a Dios, hasta el desprecio del hombre y el amor al hombre, hasta el desprecio de Dios. Esto lo dice Agustín como consecuencia de su teoría sobre el PO. Pero, si prescindimos de la teoría del PO, 11 AGUSTÍN, Contra Jul. op. imperf ., V, 63.Comentario a éste y otros textos similares puede verse en A. de VILLALMONTE, “‘Miseria’ humana y pecado origi- nal. Un gran tema agustiniano”, en Revista Agustiniana 33 (1992) 111-151; ID., “El pecado original ¿dogma popular o dogma plebeyo? Controversia Agustín - Julián de Eclana”, en La Ciudad de Dios 216 (2003) 740-768. La crítica radical de Julián a la doctrina del PO podemos verla cifrada en estas dos frases la lapidarias. La califica como “ auténtica barbaridad/ probata barbaries”, “monstruoso invento/ prodigiale commentum ”. y e ll a c c t 2 g s ll r r ¿ t c c d h c v - S p

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