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380 ALEJANDRO VILLALMONTE culturales, por nosotros conocidos, no ha surgido, ni de lejos, un fenómeno con rasgos similares a los que presenta nuestro ateísmo. Por su magnitud, por la singularidad en que se produce este ateísmo parece justificado levantar la pregunta: ¿es que el cristianismo occi- dental y la cultura occidental, cada uno por su parte, (y al encon- trarse) contiene algún elemento, llamémosle “ ateígena ”, que les ha permitido incubar y acunar este ateísmo que padecemos desde hace tiempo? Creo que la pregunta da qué pensar. Hace décadas causó sorpresa y dio que pensar a muchos la idea lanzada como un axioma y un reto por E. Bloch en su obra “ El ateísmo en el cristianismo ” y otros escritos: “sólo un ateo puede ser buen cristiano, sólo un cristiano puede ser buen ateo ” 8 . Dejamos este provocador axioma de E. Bloch en su propio tamaño y en la comple- jidad intelectual y cultural con que desarrolla su paradójica tesis del cristianismo como movimiento religioso generador (benemérito) del buen ateo: “ ateígena ”. Nosotros nos movemos a nivel más modesto y de menor complejidad intelectual. Pero recogemos la sugerencia y, por lo que se refiere al cristianismo, señalamos a su dogma del PO como fuerza de primera importancia en la generación y configura- ción del ateismo occidental que conocemos 9 . No estamos solos en el empeño. Recogemos a continuación algunos testimonios que, en forma virtual-implícita o explícita, funda- mentan y acompañan nuestra reflexión. Ya cuando nacía el dogma del PO, Agustín de Hipona pro- testó enérgicamente contra la inculpación que se le hacía de ser el “inventor” de la doctrina del PO. Aceptadas sus exculpaciones al respecto, todavía hay que mantener como indudable que Agustín es el “arquitecto” del PO. A comienzos del siglo V, presentó él la figura del PO tan bien construida y robusta que ha resistido los embates de 15 siglos. Pero, tal vez, sea menos conocido el hecho de que, ya en los días de su nacimiento, en su cuna, la teoría agustiniana sobre el 8 E. BLOCH, El ateísmo en el cristianismo. La religión del éxodo y del reino (Madrid 1983): La religión del Éxodo, del futuro siempre mayor, del Hijo del Hombre, del ésjaton, del trascender sin Trascendencia: ese sería el cristianismo verdadero. 9 Sobre la influencia de la doctrina del PO en los diversos aspectos y momen- tos de la cultura occidental, puede verse A. de VILLALMONTE, Cristianismo sin pecado original , 221-251; 253-273; 275-290; 291-325. c á e ll e c ( s t c t t a “ c i s r ñ s “ o e J a p p l n

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