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EL DOGMA DEL PECADO ORIGINAL Y EL ATEÍSMO MODERNO 379 y - l - l a r s - - s e a - - . e - r e a - ”, n - . l - o sido pregonada, durante más de 15 siglos, como verdad de primera categoría dentro del sistema de creencias del cristia- nismo occidental 6 . Obviamente, la influencia que pudo tener un “dogma”, creído y pregonado con las mencionadas características, no podía ser la misma que la que podría haber logrado si el PO hubiese sido propuesto como una mera “teoría” teológica, un ‘teologúmeno’, una cuestión disputada entre tantas como ocupan a los teólogos profesionales. La doctrina del PO, circuló durante siglos, como una verdad dotada de certidumbres absolutas y divinales, como revelada claramente por Dios y proclamada por el magisterio de la Iglesia. Muchos teólogos hacían del PO el eje de la actual economía e historia de salvación. Porque, decían, si Adán no hubiese pecado, el Hijo de Dios no se hubiera encarnado 7 . Nos situamos en el mundo occidental. Efectivamente, nuestro discurso ‘está situado’ (puesto-en-situación) dentro del marco histó- rico cultural de Occidente. Y ello tanto desde la perspectiva del PO, como del ateísmo . Es históricamente indudable que el PO es un dogma específica- mente occidental . Vale decir, sólo el cristianismo occidental conoce y proclama la doctrina del PO. No ya sólo a nivel de simple enseñanza, sino al más alto nivel dogmático. En perspectiva histórica el PO es un dogma africano, agustiniano, latino, occidental. El Oriente cristiano desconoce del todo o concede una importancia marginal a esta doc- trina. Por su parte, el ateísmo que conocemos y tratamos es un pro- ducto cultural típicamente “occidental”. En otros círculos religioso- 6 El magisterio de la Iglesia nunca ha propuesta la doctrina el PO como “dogma” en el sentido fuerte y solemne que la neoescolástica da a esta palabra. Cf. A. de VILLALMONTE, “Qué “enseña” Trento sobre el pecado original”, en Natura- leza y Gracia 26 (1979) 167-248; ID . , “El mito, la filosofía, la teología, el dogma del pecado original”, en Naturaleza y Gracia 48 (2001) 401-468. 7 Muchos teólogos ponen al PO como eje de la actua l economía e historia de salvación. Pues (dicen), si Adán no hubiese pecado el Hijo de Dio son se hubiese encarnado. Visión de la historia de la salvación centrada en Adán y su pecado: “ada- mocéntrica” y “hamartiocéntrica”. Con la consiguiente marginación de Cristo, reba- jado a ser sustituto de un Adán fracasado en su función de Cabeza de la humanidad. A ser un ’Bien ocasionado”, como lamenta el Bto. J. Duns Escoto.

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