NG200701015

394 ALEJANDRO VILLALMONTE jamás perdonará al Dios cristiano: que sea compasivo, y que diga a los hombres que sean compasivos. En su Carta al card. Fornari (l.c.) habla Donoso Cortés de “las tres debilidades del Dios católico: la bondad, el amor y la misericordia”. Diametralmente opuestas a la omnipotencia brutal del Anticristo. Y también a la brutalidad que lleva dentro el Superhombre nietzschiano. Intensificando su énfasis retórico y el simbolismo de su len- guaje encontramos en Nietzsche, La parábola del camello, el león y el niño: “Os indicaré la metamorfosis del espíritu: del espíritu en came- llo, del camello en león y del león en niño... ¿Por qué es preciso que el león raptor se trasforme en niño? El niño es inocente y su vida es una primavera y un juego, una rueda que gira sobre sí misma, un primer movimiento, una santa afirmación”. Y termina su relato: “Os he mostrado las tres metamorfosis del espíritu: cómo el espíritu se hace camello, cómo el camello se hace león y, en fin, cómo el espíritu se hace niño” 29 . El camello es el animal que soporta grandes cargas. Se pone de rodillas y aguanta cargas enormes: simboliza la idea de un Dios justiciero y castigador, y la que hace al hombre culpable de ‘tanta miseria’ como sufre: sufres, porque eres culpable . El león es el ani- mal que destruye todos los valores establecidos, las cargas impues- tas. Busca la plena autonomía, un nuevo comienzo, la inocencia originaria y la encuentra en el niño. Y la encuentra en Zaratustra: “Zaratustra se ha hecho niño ”. Y también “ Zaratustra es el primer Sindiós ”. De todas formas, Zaratustra es el profeta del superhombre y éste, según lo presenta Nietzsche, tiene más la inocencia de una bestia, que la de un niño. 3. EL ATEÍSMO, EL ANHELO INOCENCIA Y EL PECADO ORIGINAL Los cristianos de tiempos pasados –y todavía, en parte, de los nuestros– asociaban la figura del ‘ateo’ a la figura del ‘libertino’, a estilo de Juan Tenorio y similares. En forma temática el ‘ilustrado’ 29 F. NIETZSCHE, Así hablaba Zaratustra , I: Las tres metamorfo- sis. ‘ a é g a t i S c c e l l a e l c r