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390 ALEJANDRO VILLALMONTE Lo específico de este ateísmo que ahora comentamos es su pretensión de hacer de la repulsa de la idea de Dios la base para alcanzar la plena realización del hombre como ser moral: el hombre ‘honrado-justo-santo’, según autores. Que recuerda la antañona idea de los ilustrados sobre el “hon- nête homme”. O bien la audaz paradoja de E. Bloch: sólo un ateo puede ser buen cristiano. Como si el ideal de ‘hombre acabado’ que perseguía el cristianismo durante siglo, por los senderos soterrados del subconsciente colectivo, encontrase ahora paradójico, escanda- loso cumplimiento con la llegada del ateísmo poscristiano. Concretando un poco más los motivos por los cuales el huma- nismo moderno no soporta la idea de Dios y de hombre propuesta por el cristianismo occidental señalaríamos: 1) el cristianismo, con su dogma del PO, provocaba en el hom- bre un morboso, tenaz sentimiento de culpabilidad. 2) Mediante esta misma doctrina y como resultante del senti- miento de culpabilidad, le arrebataba al hombre el ensueño de la inocencia originaria y la posibilidad de una segunda inocencia. 3) El dogma del PO exacerbaba el problema del mal que, desde sus diversas vertientes, es la fuente del ateísmo moderno. De este último motivo ya hablamos anteriormente Los dos primeros motivos aparecen y obran en perfecta simbio- sis. Recogemos, en primer término, el testimonio de teólogo lova- niense y psicoanalista A. Vergote: “El dogma del pecado original es, sin lugar a dudas, la doctrina cristiana que más escandaliza al hombre contemporáneo . Para muchos de nuestros contemporáneos el empeño por desmitologizar el cristianismo responde al deseo profundo de librarse de la con- ciencia insoportable de estar viciado por una culpabilidad original. Parece que, destruido el mito de la culpa y de la pena (original), el hombre adquiere el derecho a la existencia. Porque, si (el hombre) es un ser caído, que lleva encima una maldición por un crimen (que personalmente no ha cometido, ¿no está condenado a tener mala conciencia en todos sus éxitos y en todas sus alegrías? Muchos de nuestros contemporáneos se rebelan contra este mito que enajena al hombre de la tierra, que es su herencia... “El cristianismo está siem- pre en oposición frontal a uno de os grandes sueños de la huma- t r c t c si C 3 d p s d

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