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EL HOMBRE, SER ABIERTO AL OTRO Y RELIGADO A DIOS… 365 e a a , e e . l e : - , - e e . e n a a o n l r- o eso, en buscar en el prójimo, aunque no alcance a llamarse Platón, cuanto de bueno y justo hay en el. Sin incurrir claro está, en la nece- sidad del panfilismo; con los ojos abiertos ...” 27 . 2. EL HOMBRE, SER RELIGADO A DIOS “ El hombre puede ser y ha sido definido de tres modos distintos: desde la animalidad, desde si mismo y desde una idea de la divini- dad. La definición helénica o tradicional – zoon lógon ékhon, ani- male rationale – y la de Nietzsche – ”un animal capaz de prometer” se hallan construidas sobre la condición zoica del ser humano. En cambio cuando Aristóteles dice que el nous es “lo divino en nosotros” (Eth.Eud.,VIII,2), o cuando un cristiano cualquiera afirma que “ Dios creo al hombre a su imagen y semejanza ” ; o cuando Nicolás de Cusa llama a la criatura humana Deus occasionatus y Leibniz lo tiene por petit Dieu, entonces la hombredad es concebida desde una idea del ser divino. Descartes y Kant se propusieron entender y definir al hom- bre desde el hombre mismo: aquél que lo vio como ser pensante – une chose qui pense – ; éste, como “yo puro” y “persona moral”. Pero ¿hasta qué punto son independientes entre si los dos últimos puntos de vista? ¿Cabe una autovisión del hombre que no suponga una idea más o menos explícita – la que sea – acerca de la divinidad?” 28 . Este es el interrogativo de nuestro autor y el nuestro al afrontar este capítulo que quiere ser una síntesis del pensamiento de nuestro autor entorno al problema de Dios que vemos aparecer en toda su antropología como algo que a penas aparece expresamente, pero que la impregna en todo su desarrollo. 2.1. E L HOMBRE DESCUBRE A D IOS EN SU VULNERABILIDAD El hombre, para hacer su vida, necesita interpretar su cuerpo, inseparable vecino de viaje. La posesión racional-intelectual es la más fundamental y la más noble. Por eso el yo personal debe lanzarse a su conquista, a la conquista de esta parte material de su ser de la 27 ID., Vestigios (Madrid 1948) 13-14. 28 P. LAÍN ENTRALGO, Historia de la Medicina (Barcelona 1954) 371.

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