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¿TEOLOGÍA NATURAL HOY? 323 , e e e y a - , o e - s l s , a i , e . n Frente al tradicionalismo y fideísmo de De Bonald, Lammenais y Bautain que se oponían a toda teología natural, afirmando una reve- lación dada en los orígenes de la humanidad y transmitida a todos los hombres, el concilio afirma que la razón puede conocer al Dios uno y verdadero, principio y fin de todas las cosas, creador y señor. Hubo quienes se opusieron a que se incluyese el término fin (de todas las cosas) por considerar que esto no sería objeto de la razón natural. Pero este término quedó en el texto definitivo. El sujeto del conocimiento es “la luz natural de la razón humana”. Se trata de una fórmula general, sin pronunciarse acerca de la razón en la situación actual concreta y mucho menos acerca del hombre individual. Más adelante sí se explica que en el estado actual de la humanidad, aunque no sea absolutamente necesaria una revelación para conocer a Dios y los atributos divinos enumerados, sí sería moralmente necesaria para que los conozcan todos de modo expe- dito, con seguridad y sin mezcla de error. Ésta es doctrina de Santo Tomás 9 . Con esto no se refuta lo dicho antes acerca de las posibilida- des de la razón. En tercer lugar, se dice que Dios y los atributos mencionados pueden ser “conocidos con certeza” por la luz natural de la razón. No se dice que pueda ser “demostrado”, aunque este verbo estaba en la primera redacción de la constitución. Pero en las discusiones quedó claro que se aceptaban las pruebas tradicionales o demostraciones de la teología natural. Contra el semirracionalismo el Concilio afirma el hecho de “otra vía sobrenatural”, de la revelación, debida a la bondad y sabiduría de Dios. Por esta vía Dios se revela a sí mismo y revela los decretos eternos de su voluntad; no se trata aquí de los atributos indicados antes. Más adelante se dice contra el racionalismo que las verdades de la fe relativas al orden sobrenatural no son objeto de explicación por medio de la luz natural de la razón. Y se añade de forma más explícita que “estamos obligados a dar a Dios sumisión ( obsequium ) del intelecto y de la voluntad por la fe”. Y a continuación se añade que la fe es “una virtud sobrenatural, mediante la cual, por inspira- ción de Dios y con ayuda de la gracia creemos que las cosas reve- 9 TOMÁS DE AQUINO, Summa theol. 1, p. 1, a. 1.

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