NG200701012

348 MODESTO BERCIANO Dios. Esto exigiría tomar partido por una interpretación del primer principio. Y esto se podría argumentar, pero no demostrar, ni llegar a conclusiones definitivas y claras. Parece obvio que filosóficamente ni se va a poder fundamentar una teología natural, ni se va a poder refutar. Esta conclusión de Kant en la Crítica de la razón pura ten- dría validez general. Desde el punto de vista de la teología cristiana se parte de un concepto diferente de hombre y de un concepto de revelación. El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, y elevado a un orden sobrenatural, en el que Dios es su fin. Como tal, el hombre es un ser abierto hacia Dios, que tiende hacia Dios; la realización de su ser es tender hacia su fin y realizar así su salvación. Por su misma constitución, que es ya gracia, el hombre debe tener algún “saber” acerca de Dios, aunque sea un pre-concepto ( Vorgriff ), un concepto no explícito ni temático. Este “saber” sería el fundamento para una elaboración temática, que constituiría una teología natural. A esto hay que añadir el hecho de la revelación divina gene- ral, mediante las cosas creadas. La creación, según el pensamiento bíblico, entra dentro del plan divino de salvación. La creación es ya revelación de Dios. El hombre se encuentra ya siempre en medio de ella y ante ella. Constituido como se ha dicho, el hombre puede ver las cosas creadas como revelación de Dios. En este contexto, una teología natural es posible. El hombre podría llegar a Dios por las cosas creadas o mediante los hechos históricos; en unas y en otros se comunica y se revela. Precisamente por ser una revelación por mediación, no es clara ni explícita. El hombre puede percibirla desde varios puntos de partida: Reflexio- nes sobre el ser, el bien, el orden del mundo, la inmensidad del uni- verso, la contingencia, el mal en el mundo, la ley moral.., estados de ánimo: Alegría, angustia, tristeza, soledad… Los múltiples puntos de partida serían origen de otras tantas vías, de múltiples representacio- nes y religiones, como puntos de llegada. Según algunos de los teólogos citados, esta clase de teología serviría para plantearse preguntas, pero daría una respuesta. Daría una respuesta, aunque no fuese la definitiva. Ésta vendría sólo de la revelación positiva y en Cristo, hacia el cual está encaminada toda revelación, tanto la revelación general mediante la creación como la revelación especial y positiva mediante la palabra. t r a e t t

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