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328 MODESTO BERCIANO causa con otro principio, o se quedará en el interrogante y no dará paso alguno teórico. Según Santo Tomás, en su tiempo todos ( omnes ) tenían esa idea de Dios por la fe. También es obvio que la identificación final variará, aunque se le llame “Dios”, según los conceptos que se tengan de Él. Aristóteles lo entendía como un Dios principio del movimiento de una materia y de unas formas preexistentes; Santo Tomás lo identificaba con el Dios creador de todo a partir de la nada. Ambos conceptos de Dios son muy diferentes. En suma, la filosofía no llega más allá de un primer principio o una primera causa. Identificarlos con Dios implicaría tener de ante- mano un concepto de Dios tan originario y perfecto como ese princi- pio. Aristóteles pudo tomar el nombre de Dios de las religiones; pero al concepto de Él le atribuyó un contenido nuevo. ¿Cómo llegó a él? Aubenque habla de observación del cielo. Esto parece dar a entender que ni siquiera en un autor como Aristóteles se da un pensar puro, en el que no estén presentes factores de orden vital, intuitivo, que deci- den al fin en cuestiones fundamentales. Otros filósofos han tenido el concepto del Dios de la Biblia por la fe. El hito más importante en la crítica de la teología natural es, sin duda, Kant. No cree Kant que la razón pura pueda conocer noúmeno alguno, más allá de la experiencia. Según esto, la razón pura tam- poco podrá llegar a ideas nouménicas como motor inmóvil, causa incausada o acto puro; y menos aún podrá demostrar la existencia de Dios o identificarlo con dichas ideas. Con todo, en la crítica de Kant quedarían caminos abiertos para una nueva reflexión sobre el tema de la existencia de Dios. Ante todo, “su realidad objetiva no puede, pues, ser demostrada por este camino, pero tampoco puede ser refutada” 25 . Hablando del noúmeno, Kant afirma que no hay conocimiento del mismo; pero lo define como concepto problemático, no contradictorio, unido a otros conocimientos, concepto límite para separar lo que es conocimiento de lo que no lo es. Y hablando del proceso de la razón para demos- trar la existencia de Dios, dice Kant que, a pesar de su insuficiencia objetiva, este argumento es “tan sencillo y natural que se adapta al sen- 25 KrV., B 669; A 641. ti e t t e i s e a e s c s ti r c c t a

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