NG200701011

DE LA TRANSPARENCIA DEL LENGUAJE 305 , , , a , , , , l r e a , a a , - - e e recordar que fue Platón el que nos inició en este camino. Y lo que hemos hecho es seguir su teoría de la imitación hasta nuestro tiempo o al tiempo de Cézanne. Aparte de que no debería infravalorarse este camino por cuanto sabemos la importancia que la teoría de la imitación tiene en la obra de Platón. Sabido es que éste, para elucidar tanto las impresiones, como la memoria o el pensamiento, recurre a la representación de imágenes tanto en el espejo, en la pintura, como en las páginas de un libro o estampado en tablillas de cera 11 . El denominador común es que en todos los casos existe una realidad previa configurada de antemano que o bien se refleja, se pinta o se estampa. Representar, aquí, es copiar una realidad dada previamente, por lo que antes de pintarla o hablarla, habría que conocerla. Pero con la afirmación antes citada, ¿no estaríamos formulando un contenido circular y por tanto vacío? Y si por contra, la afirmación tuviera sentido ¿no nos encontraríamos una vez más cayendo en las redes tan odiadas del relativismo, pues podríamos ser llevados a pen- sar que realidad sería lo que cada pintor pinta? Somos modernos pero ser moderno todavía, quiere decir que el lenguaje y su crítica no han tomado todavía su lugar en la filosofía. Sigue el lenguaje desconside- rado para unos y muy considerado para otros. Pero unos y otros no han dejado de comprenderlo desde la Teoría Semiótica. En esta teoría, es sabido, que lo central es el signo y su signifi- cado. La tarea del lenguaje sería vehicular significados. Sería inter- mediario entre nosotros y las cosas. Y lo mejor que podría suceder es que este vehículo no se hiciera notar demasiado, por eso los esco- lásticos entendían la palabra como concepto formal, que se dirige al objeto sin ser él mismo percibido. La cuestión sería hacer que cada palabra corresponda acertadamente a algún objeto, para así ganar claridad. De este modo manejando los signos manejamos los obje- tos. Esto implicaría que del lenguaje disponemos a nuestro antojo y según nuestro querer, haciéndolo un mero instrumento. Se podría decir que el lenguaje se sigue pensando en analogía con el conocimiento. Del mismo modo que en el conocer se dan dos polos, sujeto y objeto, del mismo modo en el lenguaje. El lenguaje 11 Cf. por ejemplo: Teeteto , 191ss.; Filebo, 38-40; Timeo, 71-72.

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