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310 LUIS ANDRÉS MARCOS interior la lengua, se hace él mismo hebra de aquélla, y cada lengua traza en tomo al pueblo al que pertenece un círculo del que no se puede salir si no es entrando al mismo tiempo en el círculo de otra” 25 . Pero, ¿cómo poder salir de él, si sólo de él disponemos para nuestra representación del mundo? ¿Cómo medir el grado de repre- sentación de la realidad si ésta, decimos, se da dentro de la lengua, como sucedía en la pintura y por tanto no podemos acudir a una realidad extralingüística? Para intentar solventar este problema, no deja de ser interesante que W. Benjamín, acuda a la traducción. Aunque así nos lo parezca, no hay una lengua privilegiada donde se exponga el verdadero ser, ni siquiera la nuestra. La existencia de múltiples lenguas muestra que lo que es se dice de muchas maneras. Cada lengua comprende de una determinada manera. Si supiéramos que sólo hay una manera de señalar o de hablar, confundiríamos esa manera con la única manera. Pero como hay diversas lenguas sabemos que hay diversas maneras. Pero no obstante, cada lengua quiere decir todo, ser todo. Pues bien, según W. Benjamín, el traductor sabe que en el acto de traducir lo que experimenta es esa determinada manera de decir lo dicho. La idealidad del contenido de cada lengua queda al descubierto en la traducción, mientras que el “modo” de cada una es lo intraducible, pero por eso mismo queda a las claras. Solo en la traducción se sabe lo que es propio de cada lengua, sólo en la traducción se transparenta el decir propio de cada cual. La lengua es aquello que deja a las claras (transparencia) la experiencia total humana de dos maneras ( I ) como contenidos dichos ( II ) como distancia (modos, maneras) en el decir. Los primeros se dicen, los segundos se muestran. Y es lo que la traducción deja al descubierto, porque una sola lengua sería incapaz de ver en si misma el modo en el que ve el mundo. No nos vemos, nos ven. “Si para una pregunta no existiese más que una respuesta vincu- lante, el que la hallase sería el único sujeto. Pues no cabría distinguir de él ninguna otra subjetividad posible. No se podría hablar de nues- 25 W. HUMBOLDT, Sobre la diversidad de la estructura del lenguaje humano y su influencia sobre el desarrollo espiritual de la humanidad , 83. e e ll l e v y e l c c e 1
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