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288 SATURNINO ÁLVAREZ TURIENZO sentimientos, deseos y voliciones. Encerraría, en lo ético, una difusa promesa salvacional. En lo noético, aparece como una forma renovada de gnosticismo. Religión que se diría sin Dios, mas no por eso menos cargada de promesas redentoras de la humanidad. 5) Merece igualmente mención el hecho de la proliferación de ideologías portadoras de mensajes mejoradotes del mundo, con sus profetas mayores y menores. Así, desde Rousseau, Compte o Marx. Se producen en el espacio de lo secular, pero con los rasgos y apariencias de religiones. El ejem- plo frecuentemente citado al respecto es el del marxismo. Tomada la religión en un sentido amplio, puede decirse que las oraciones fúnebres pronunciadas sobre ella también han sido prematuras. Cuando se invoca la creciente secula- rización de las sociedades, lo que se dice puede ser cierto respecto al mundo desarrollado y sus Iglesias altamente orga- nizadas, pero se daría una imagen falsa de tomar en cuenta lo que ocurre en los mundos segundos, o sea en las extensas periferias de la humanidad. Daríamos vista ahí de nuevo al politeísta cielo de las sectas mencionadas en el punto cuarto anterior; también la amalgama de unas cosas con otras. Ante ello, carece de sentido el dicho de la “gélida noche polar” referida al vacío religioso. Las vivencias que inundan muchos de esos espacios contradicen cuanto para nuestra cercanía histórica se dice al hablar del proceso de secularización. 6) Finalmente, y atendiendo a nuestro mundo occidental, habría bastante que decir sobre la pervivencia de la religión cristiana misma, presente en el fondo de las almas en la forma del inquietum cor de que el hombre no puede despojarse. Sería la religión relegada a la privacidad, o al limbo de las emocio- nes; si acaso, confesarla fideísticamente. Fue la religión de la sociedad burguesa, continuada en los vástagos de ella, que componen las sociedades del presente, de que se habla en el punto anterior. Indicaciones como las referidas apuntan hacia un resurgimiento de lo religioso. No es el momento de pasar examen ni sobre la exten- sión ni sobre la intensidad en que se da. Se trata, en cualquier caso, del fenómeno que a veces se registra como “retorno de lo sagrado”. a s ( d si q v i c d u r e a

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