NG200701010
286 SATURNINO ÁLVAREZ TURIENZO duo se convierte en un ser ‘aislado en el cosmos’. Los seres humanos han perdido su ‘identidad inconsciente’ con el mundo natural, que ya no posee ningún significado simbólico. Así como la industrialización perjudicó el contacto íntimo con la naturaleza, así ocurrió también con el contacto con el inconsciente. Esta ‘desespiritualización del mundo’ había comenzado con los filósofos griegos, y Jung se lamenta de ello; el ‘numen’ había abandonado los árboles, los ríos y las montañas. En la sociedad contemporánea la idea de la dominación de la razón es ‘nues- tra mayor y más trágica ilusión’” 22 . Esa página está escrita a la escucha del diagnóstico que sobre la mentalidad racionalizadota moderna hicieran M. Weber y C.G. Jung. De este último toma Morris los entrecomillados que aparecen en le texto, exponiendo el pensamiento jungiano sobre la religión 23 . 3. ¿DURA LA NOCHE AÚN? Es la pregunta que suscita Weber al final de su ensayo “La cien- cia como vocación”. Su respuesta personal, dada para hace ya cien años, suena a desesperanza. A muchos respectos no han cambiado desde entonces las cosas. Se diría incluso que en importantes tramos del pensamiento, al menos para una manera de entenderlo, la incursa en el “proceso de racionalización”, la noche se ha adensado 24 . Hay, sin embargo, otra cara del problema. A media que nos dis- tanciamos del progresismo ciencista del siglo XIX y del positivismo con que se ingresa en el XX, estamos en condiciones de percibir un 22 B. MORRIS, Introducción al estudio antropológico de la religión (Barcelona 1995) 212. Cf. lo registrado en la nota 2. 23 Entre las obras de C.G. Jung, B. MORRIS remite a Man and His Symbols (C.G. Jung, comp.) (Londres 1964); Psychology and Religion (New Haven 1938): Psi- cología y religion (Barcelona 1991). 24 El final de “la ciencia como vocación” cita el pasaje de Isaís en que una voz pregunta al centinela: “¿cuánto durará la noche aún? Responde el centinela: “La mañana ha de venir, pero es noche aún” (p. 231). Weber no es optimista sobre la situación, desamparada de hondas convicciones, en que a la sazón se vivía; “cuando esta noche se disipe poco a poco”, se atreve a augurar. Pero, como cuestión de hecho, constata, citando en este caso unos versos de Shakespeare: “Lo que tenemos ante nosotros no es la alborada del estío, sino una noche polar de una dureza y una oscuri- dad heladas”.“La política como vocación”, también al final, p. 177. t r s
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz