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RELEVANCIA FILOSÓFICA DE LA EXONERACIÓN (ENTLASTUNG)… 271 s a e - e a a - l s a a - - , e - a - e , a a uno al instinto conceptual de la simplificación y de la unificación: la teoría del origen directo del hombre de los antropoides. Esta teoría afirma que piensa biológicamente precisamente porque piensa a partir de lo corporal, a partir de la estructura del cuerpo, a partir de las leyes evolutivas de la vida orgánica. Trata de poner el máximo valor en los experimentos con chimpancés realizados por Köhler (la llamada psicología animal), según los cuales los antropoides tienen inteligencia e incluso inteligencia creadora, mas, precisamente por ello, no llega al aspecto interior del hombre. De aquí el esquema de una teoría global, tal y como hoy domina generalmente, pero al precio de un abandono completo de la vida interior del hombre o de representaciones absolutamente infantiles sobre el contenido de la misma. ¿Qué es el lenguaje? ¿Qué es la fantasía? ¿Qué es la voluntad? ¿Existe el conocimiento? Y, si existe, ¿qué es lo que conoce y qué no; por qué precisamente esto y no aquello? ¿Qué es la moral? ¿Y por qué existe algo de ese tipo?” 22 . 3) Por reducir la teoría evolucionista el ámbito de lo psíquico- espiritual a lo orgánico, el del espíritu a la vida, y quedarse, en conse- cuencia, como hemos dejado ya insinuado, en un enfoque naturalista que lleva al descrédito del pensamiento biológico. 4) Finalmente, vistas en conjunto, a las dos perspectivas que acabamos de mostrar: de tipo metafísico, y de signo naturalista, a pesar del carácter contrapuesto de ambas es posible señalarles un aspecto común: que las dos tratan de interpretar al hombre partiendo de categorías extrahumanas, es decir, desde el Espíritu Absoluto, en el primer caso, y desde el animal en el segundo. En cambio, la perspectiva gehliana, por su parte, lo que pretende es adoptar como punto de partida una categoría exclusivamente humana: la acción. De donde la definición fundamental de Gehlen sobre el hombre como “ser que obra” (“handelndes Wesen”) . Valga a este respecto a modo de prueba, de entre los innumerables textos que cabría aducir, el siguiente: “¿No se podría –dice Gehlen– encontrar una especie de tema clave en el que no se suscitase para nada el problema de la rela- ción alma-cuerpo? Dicho tema debería ser empírico-científico a fin de poder captar la ventaja de dejar a un lado, junto con el dualismo, todas las preguntas metafísicas, es decir, todas las preguntas que no 22 Ib. , 15, compárese 123-130; trad. El hombre , 15, compárese 142-150.

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