NG200701008

EDITH STEIN: FILOSOFÍA Y CONTEMPLACIÓN 255 a , a s , - s a a - s e e a á - . e e e e i - , - a i- su Reino en la Gloria; por la salvación de Alemania y la paz del mundo…» 65 . En una de sus cartas ya lo había anticipado: «Mi único anhelo es que en mí y por medio de mí se cumpla la voluntad de Dios. En sus manos está el tiempo que yo haya de estar aquí y lo que venga después. In manibus tuis sortes meae . Ahí todo está seguro. Por eso no tengo por qué preocuparme». No obstante, pese a su disponibilidad, ni siquiera en esos postreros instantes perdió de vista la fragilidad humana. Por eso añadió: «Pero es necesario orar mucho para mantenerse fieles en cualquier situación» 66 . Pues bien, culminar su vida con la absoluta entrega amorosa a Dios, sobre la que tanto había meditado y escrito, era lo único que tenía ante ella. Había prometido al Sagrado Corazón hacerle entrega de todos los instantes que iban a marcar su existencia: «¡Corazón divino de mi Redentor! Yo te prometo aprovechar todas las ocasio- nes que se me ofrezcan, para darte gusto en todo; y cuando haya de escoger entre dos cosas, me inclinaré por la que sea más de tu agrado. Te ofrezco esto, para demostrarte mi amor y para llegar a la perfección de mi vocación…» 67 . A partir de ahí, alimentada por la contemplación, sus últimos días serían oración, mirada, presen- cia y silencio. Muchos testigos contarían que, con su presencia, un dechado de generosidad recorrió las barracas de Auschwitz, ese «gólgota del mundo moderno», en palabras de Juan Pablo II. En el lugar donde Benedicto XVI se ha preguntado: «Señor, ¿por qué callaste? ¿Por qué has podido tolerar todo esto?» 68 , la mujer física- mente frágil, pero engrandecida por su fe, fue un bálsamo para los aterrorizados corazones de los infelices judíos que se encontraban a punto de morir. Fue el último peldaño de la escalada emprendida por la santa carmelita unas décadas atrás, un itinerario conmove- dor, recorrido en breve tiempo, pero con una hondura ciertamente singular, que es lo característico en la biografía de los santos. En Westerbork, tres días antes de su muerte, Edith reiteraría, una vez más, su ofrenda: «Suceda lo que suceda, estoy preparada. Jesús 65 E. STEIN, “Testamento”, en Obras Selectas , 216-217. 66 Cf. T. a MATRE DEI, Edith Stein. En busca de Dios , 250. 67 Ib ., 253-254. 68 Son palabras pronunciadas por el Romano Pontífice en su visita al antiguo campo de exterminio nazi Auschwitz-Birkenau en mayo de 2006.

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