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EDITH STEIN: FILOSOFÍA Y CONTEMPLACIÓN 225 e - - e e a e e a - e a a e - s , e - z - , a - - sibilizado por cuestiones fundamentales del ser humano, que pocos años después no hallarían solución ni en el campo de la psicología 2 , ni en la filosofía, aunque esta disciplina le ofreció las claves necesa- rias para adentrarse en la búsqueda incansable de la verdad, que fue el rasgo característico de su personalidad. Cierto que al inicio de sus estudios universitarios, Edith se había declarado atea, pero ello no le impidió dudar de la concepción de la persona humana sostenida por presupuestos materialistas como la defendida en su entorno. De tal modo que uno de los grandes temas presentes en su producción inte- lectual es la persona humana. Incluso, sus primeros escritos abordan cuestiones de naturaleza psíquica, comunitaria y social. Durante varios años la filosofía iría ayudando a Edith a penetrar en los entresijos de la naturaleza humana. Una disciplina que ha sido motivo de acercamiento del hombre a su Creador, aunque en otras ocasiones, más de las que pensamos, le ha apartado de Él, y eso lo sabía Edith, si bien para ella la filosofía era el motor que infundía en su ánimo la aspiración de saber, de plantearse de manera incansa- ble numerosos y acuciantes interrogantes similares a los que tantas veces se han formulado los seres humanos. Edith no estudiaba para satisfacción propia, ni le guiaba el afán de obtener éxitos ni glorias de este mundo; no perseguía soluciones intelectuales, únicamente. Lo fundamental, el anhelo que dirigía su investigación realmente, era la exigencia de ultimidad que percibía en su interior, desgarrada muchas veces por la duda y la incertidumbre, pero también nimbada por la luz de la esperanza. Esta es la premisa fundamental que encie- rra la clave de su evolución hacia la vida mística. Ella misma ratificaría este hecho con una reflexión vertida en una de sus cartas: «Dios es la verdad. Quien busca la verdad, busca a Dios, sea de ello consciente o no» 3 . Años después, ya carmelita, en su trabajo inconcluso Ciencia de la Cruz (y no es el único texto en el que lo expresa) volvería a insistir en esta honda convicción que sintetizaba su propia experiencia: «El que anda tras la verdad, vive preferentemente en ese centro interior donde tiene lugar la actividad encantadora del entendimiento; si en 2 Quedaría decepcionada por su orientación positivista, que incluía la nega- ción de la existencia del alma y comprometería así la libertad del espíritu. 3 Cf. E. STEIN, Autorretrato epistolar (1916-1942) (Madrid 1996) 297: Carta del 23.3.1938.

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