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EDITH STEIN: FILOSOFÍA Y CONTEMPLACIÓN 237 s - r e y r », e - e , a . y e e l í, s a - a a - . a . , ve en sí mismo lo positivo y lo negativo en los demás...» 22 , son algu- nas de las palabras que Edith vertería en otra de sus cartas. La con- junción de lo interno y lo externo en el ser humano tiene un influjo inmenso y decisivo en la vida espiritual. Ella tenía que aprender a integrar esta realidad, confiriéndole el valor que tiene cada uno de estos ámbitos. Pero esa experiencia de la que sería consciente en su momento, todavía no se había hecho palpable: «Antes e inmediata- mente después de mi conversión, pensaba que una vida entregada a la piedad consistía en vivir solamente en el pensamiento del Señor, pero luego entendí que en este mundo se nos pide otra cosa y que hasta en la vida más puramente contemplativa no se puede pres- cindir de la relación con el mundo. Creo incluso que cuanto más se adentra uno en Dios, más se le llama a salir de sí e ir hacia el mundo para llevarle la vida divina» 23 . En esa época convulsa Edith era consciente de la situación social y política, que formaba parte de su reflexión y de su vida, y comenzó a intuir las dificultades que irían llegando. Clarividente y realista, optó por una resignada espera, manteniendo una intensa actividad en el ámbito de lo social, sin menoscabo alguno para su vida espiritual. En un momento determinado hará notar: «Mis ansias de verdad constituían una única oración» 24 . Pero la influencia de su formación académica y el eco de su credo judío eran patentes. Así, se percataría de la existencia de la fe en Dios, pero también repara- ría en la fuerza de su fe en Cristo. «Puedo adherirme a la fe, buscarla con todas mis fuerzas –diría– sin que sea necesario que yo la prac- tique» 25 ; ese había sido su dilema. Sin embargo, en esos instantes ya no estaba segura de ello: «El camino de la fe nos da más que el camino del pensamiento filosófico: nos da a Dios, cercano como Persona, a Dios que ama y se compadece de nosotros, y nos da esa seguridad que no es propia de ningún otro conocimiento natural. Pero el camino de la fe es oscuro» 26 . Era evidente que no basta el asentimiento intelectual a la aceptación de la fe; el Dios amor exige también la donación de la voluntad. En su trabajo La estructura 22 T. a MATRE DEI, Edith Stein. En busca de Dios , 63-64. 23 E. STEIN, Autorretrato epistolar (1916-1942) , 63 (Carta del 12.2.1928). 24 T. a MATRE DEI, Edith Stein. En busca de Dios , 64. 25 Cf. E. STEIN, Causalidad psíquica , 43. 26 Cf. ID ., Ser Finito y ser Eterno , 58.

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