NG200701007

202 MANUEL GONZÁLEZ 1. EL FUNDAMENTO DEL CAMINO El proceso metafísico se pone en marcha cuando el hombre comienza a “sentirse a sí mismo” y “al hombre”, concretándose tal experiencia en la “conciencia inicial del destino humano” 2 . Esta conciencia es anterior a lo que se entiende por “concien- cia” desde un punto de vista estrictamente filosófico, pues María Zambrano habla de ella “en el sentido tan sólo de hacerse cargo de la diferencia entre la situación del hombre y la de todas las demás criaturas. Conciencia del aislamiento y de la imparidad… Conciencia inicial del destino humano” 3 . Ello se debe a que el hombre “nunca se ha limitado a vivir sin más; a estar entre los demás seres vivientes sobre el Planeta” 4 . El hombre tiene un modo de ser propio, trágico, marcado por la “lucha y conflicto perenne en que consiste ser hombre” 5 . Esta condición de tragedia, lucha y conflicto es lo que diferencia al hombre de todos los demás seres del mundo. “Todas las cosas son siervas mudas conformes con su haber, sin disentimiento. Son lo que son en servidumbre” 6 . Explicando esta 2 Ib . 3 Ib . Aquí mismo se habla también de una “inseguridad inicial”. Pueden verse algunas precisiones sobre la conciencia en M. GONZÁLEZ GARCÍA, “La historia en María Zambrano”, en Naturaleza y Gracia 51 (2004) 494-497. 4 Ib . 5 HD 153. Cf. M. ZAMBRANO, Los bienaventurados (Madrid 1990) 51-54; ID., Claros del bosque (Barcelona 1978) 28.81; ID., Obras reunidas (Madrid 1971) 26-28; J.D. JIMÉNEZ, Los senderos olvidados de la filosofía (Madrid 1991) 121; M. GONZÁ- LEZ GARCÍA, a.c. , 484-486; A. DOBLAS BRAVO, “El humanismo existencial de María Zambrano”, en J. ORTEGA MUÑOZ, María Zambrano o la metafísica recuperada (Málaga 1982) 175.177. María Zambrano escribe así en España, sueño y verdad (Barcelona 1965) 25-26: “La situación de Don Quijote se hace inteligible desde el cartesiano mundo de la conciencia: “¿Qué soy yo?: una cosa que piensa”. Y ante esto la criatura llamada hombre no puede resignarse. Parte de su ser pensante va hacia la acción, y entonces se piensa a sí mismo, y sin darse cuenta se inventa a sí mismo, se sueña, y al soñarse se da un ser, ése por el que penaba”. En Claros del bosque (Barce- lona 1978) 81 escribe: “Al ser humano le ha sido permitido, fatalmente, colonizarse a sí mismo: su ser y su haber”. 6 HD 156. Cf. M. GONZÁLEZ GARCÍA, “La antropología histórica de María Zambrano en el ‘El hombre y lo divino’”, en Naturaleza y Gracia 47 (2000) 464. a c l “ l “ s c l “ t b E 2 v

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz