NG200701007

216 MANUEL GONZÁLEZ a) La aportación de la filosofía El camino hacia la plena humanización tiene en Sócrates un per- sonaje decisivo pues con él se revela la posibilidad de “ser hombre” al afirmar que “la virtud puede enseñarse” 84 . Con ello se alcanza la meta, el secreto designio que había guiado hasta el momento a los filósofos, pues se trata de “la aceptación en plenitud de la difícil situación del hombre frente a los Dioses y frente a las cosas ambiguas, contradictorias, cambiantes y múltiples, con la decisión profunda de ir hacia sí mismo, de buscar el medio propio del hombre y su acción peculiar para ser”. Con Sócrates aparece la conciencia “como sede de lo humano”, como la propiedad esencial del hombre” 85 . Platón, por su parte, estableció “dos ascesis contrarias o a lo menos diferentes: la “del hombre concreto, esclavo y señor de su necesidad” y la “de lo divino, de lo cual la condición humana que- daba pendiente y dependiente”. El pensamiento platónico pone de manifiesto la desproporción inicial entre las ideas y las cosas. Y como consecuencia tenemos el “entusiasmo ascensional del “eros platónico” que hace trascender todo en un movimiento que podría llamarse de “mística intelectual” o “vértigo que produce el fijar la vista en las profundidades de la indigencia humana” 86 . Aristóteles fue la primera tentativa de solucionar el conflicto entre ambas realidades platónicas soldando la física con la metafísica. La solución vendría a través del estoicismo que cultiva una razón “que muestra la indisoluble conexión del individuo con la sociedad y del hombre con el cosmos”; “Reconoce la necesidad y la esperanza, la indigencia del hombre y sus pasiones, más le persuade de que debe someterlas a la medida común, la naturaleza humana” 87 . 84 “Que “la virtud pueda enseñarse” es la mayor victoria sobre el hermetismo; el hacer accesible al hombre, a todo hombre, aquello que más le importa, no ya en orden a la moral, sino en orden al ser” ( Ib. 99). 85 Ib. , 99. 86 Ib. , 100. 87 Ib. , 100-101. En este mismo lugar hablando del estoicismo indica que actuó en Roma como una religión: “Una religión nacida de la filosofía, inspirada por la fe primera y más íntima del alma griega, la fe en la razón natural, en una natu- raleza ella misma razón –logos natural–, el fuego de Heráclito que siendo fuego, lo más arrebatador y destructor, vida y muerte, “se alumbra con medida y se extingue t c e e r e t c a c “ r c d

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz