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DIMENSIÓN RELIGIOSA DE LOS HUMANISMOS 183 l i- a a - ? ? ó r. o a a s n n is s a n s o o ? a s s a , n s. - o z i- s , il . - este pensador alemán noto una inmensa nostalgia de Dios. Vive con tal clarividencia la conmoción radical de su época que la cuestión de Dios se le impone con una intensidad arrolladora. Casi sólo él sabía de qué hablaba. Más difícil resulta describir la dimensión religiosa de los huma- nismos agnósticos. En ellos no hay negación de Dios, sino afirmación de este mundo finito del hombre. Una teorización de este tipo de humanismo la encontramos en el pensador español Enrique Tierno Galván. Se atreve a afirmar que no entiende que pueda haber otro humanismo más que el agnóstico, pues cualquier idea respecto al humanismo que pretenda sacar al hombre de la finitud, su seno propio, contradice la realidad humana 13 . Ni siquiera los ateísmos merecen el nombre de humanismos. Le parecen el resultado de una secularización imperfecta, mientras, en cambio, el agnosticismo es el testimonio de la madurez de la secularización. Estaría, por con- siguiente, más de acuerdo con las condiciones objetivas de nuestro tiempo el que se sea agnóstico y no ateo. De todos modos este radi- calismo humanista no logra ocultar una cierta nostalgia del Dios cris- tiano: «En cuanto agnóstico, me parece que se puede entender muy bien la magnitud de mi admiración y asombro ante el hombre de fe, siempre que la fe esté vinculada a la trascendencia y tercera sustan- cia, pues de la creencia en el mundo en general, o de las creencias en los componentes de la finitud, no tengo razones para asombrarme. He aquí que sea para mí una honda preocupación que quienes se llaman católicos digan que el catolicismo y el agnosticismo que yo describo están muy próximos» 14 . No siente especial aprecio por los 13 «El ser agnóstico parece que es el único camino posible para el humanismo, en cuanto es la referencia común desde la que nada humano deja de ser humana- mente entendido, según lo pida la especie y el sentido de lo específico. Humanismo significa entender a los hombres sin que tal entendimiento signifique trasponerlos a una realidad que contradiga la exclusividad de la finitud. Desde este punto de vista sólo puede ser un humanismo auténtico el que se practique por los agnósticos, pues el agnosticismo es la única manera eficaz para preservar la idea que hace del hombre un ser mitad real, mitad ilusorio; es decir, la idea de la finitud como un momento en la totalidad del cosmos. Desde esta idea la especie será siempre lo de menos, y la sustancia no finita, lo de verdad real e importante. No obstante, para ser humanos y practicar el humanismo es necesario estar, como el agnóstico lo está, perfectamente instalado en la finitud» ¿Qué es ser agnóstico? (Madrid 1976) 2 ed., 66-67. 14 O.c ., 88.

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