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DIMENSIÓN RELIGIOSA DE LOS HUMANISMOS 195 , e s e r a a a a s - a r - - a z o i- s a y , r l s r- Uno de los principales protagonistas de esa transformación de la concepción tradicional cristiana de las relaciones interpersonales ha sido Feuerbach. En la doctrina cristiana de la Trinidad se proyecta la conciencia del ser social del hombre, el misterio de la comunidad humana del yo-tú 39 . El amor del hombre por el hombre no se funda- menta sobre la relación con Dios, sino que sustituye a esta relación. Coincidiendo en este punto con el positivista Comte, se pone a la moral del amor a la Humanidad en el lugar de la moral del amor a Dios. Sus antecedentes se remontan al pensamiento moderno. El camino hacia una concepción autónoma del amor al hombre desde Descartes a Hegel 40 ha preparado el terreno histórico para la nega- ción de Dios en Feuerbach y otros pensadores contemporáneos. Descartes, pensador francamente teísta, esbozaba ya una “moral para los hombres puramente hombres”, fundada sobre la conciencia de una misma libertad en el otro y en mí. Ponía de piedra angular a la generosidad. El amor se emancipa de Dios. Lo que ha dado pie al eclipse de Dios en Occidente, por tanto, ha sido una imperfecta comprensión del amor interhumano. Amor a Dios y amor al hombre no son incompatibles. Si todo hombre es rostro –huella e imagen– de Dios, entonces amar al hombre es amar a Dios. La relación con el otro hombre se convierte en relación con La otra vía pasa por la escucha de los humildes y pobres. Si entendemos su apelación a la justicia, son maestros que nos revelan la distancia entre su dignidad de hombres y el tratamiento de que son objeto. Nos ayudan a sortear la amenaza del utilitarismo y la fraseología generalizante o abstracta. 39 En una pequeña obra de 1843 escribía: “La trinidad era el misterio supremo, el punto central de la filosofía y la religión absolutas (la filosofía de Hegel y el Cristianismo). Ahora bien, su secreto es, como ha quedado probado histórica y filosóficamente en La esencia del cristianismo , el secreto de la vida comunitaria y social -el secreto de la necesidad que hay de un tú para el yo-; secreto que estriba en la verdad siguiente: ningún ser, tanto si es o se llama hombre, como Dios, como espíritu o como Yo, no es por sí solo un ser verdadero, perfecto y absoluto, dado que la verdad y la perfección vienen constituidas únicamente por la unión y la unidad de seres que poseen la misma esencia. Por lo cual el principio supremo y último de la filosofía es la unidad del hombre con el hombre” Filosofía del futuro (Barcelona 1984) 139-140. 40 J. DELESALLE - T. VAN TOAN, Quand lámour éclipse Dieu (Paris 1984) 21-100.

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