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DIMENSIÓN RELIGIOSA DE LOS HUMANISMOS 193 s l - é s - . - - . , , - s e - - - a a a - a seguro de que, por despreciativos que puedan ser aquellos que la juzgan, siempre volverán a ella «como a una amada con la que se ha tenido una desavenencia – wie zu einer mit uns entzweiten Gelieb- ten –» 35 . Aquí podría ejercer un papel auxiliar la teología filosófica. La razón ayuda a descubrir las huellas o rostro del Trascendente. Si no diviso su presencia, tal como sucede en el ateísmo y agnosticismo, mal puedo esperar que me hable, que me dirija su palabra, la palabra del Amor. Todo lo creado refleja a su Creador, aunque no del mismo modo. Este reflejo alcanza en el hombre mayor profundidad y nitidez que en el mundo infrahumano. El hombre es huella e imagen de Dios. Los seres impersonales, en cambio, son sólo huellas. Ha sido especialmente valiosa la contribución del filósofo judío Lévinas en la recuperación de la noción de huella . Pero, marcado por el judaísmo, para el que Dios no puede ser encerrado en una imagen mundana, piensa que, incluso en el hombre, Dios no se muestra más que por su huella, que remite a una presencia ausente –a la presen- cia, ya pasada, de alguien que no está allí–. La palabra que descubri- mos en el rostro del prójimo viene de más lejos que el mundo y de más allá de mi libertad. En el Cristianismo, sin embargo, el respeto de la trascendencia divina va unido a la idea del hombre como imagen de Dios (idea que se remonta al primer libro de la Biblia 36 ) y a la idea de encarnación : al discernimiento en una existencia histórica del completamente Otro. A través de las palabras y acciones de Jesús se expresaba la interiori- dad de Dios. También se hace presente Dios en la cotidianidad de los encuentros humanos con el enfermo, con el pobre, etc. 37 . Hasta cierto punto irrumpe constantemente en la historia humana, vista desde la perspectiva de la fe cristiana, una especie de identificación entre Dios y el hombre. No tendríamos derecho a des- terrar a Dios hacia una trascendencia inaccesible. 35 Kritik der reinen Vernunft (Darmstadt 1971) 708. 36 Gn 1,26-27. 37 Mt 25,31-46.

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