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192 ILDEFONSO MURILLO Admitiendo la sensatez de lo que afirma, referido a ciertos humanismos filosóficos, Alexander Schwan parece conceder el monopolio del significado del término «humanismo» a los pensado- res que se mueven fuera de las fronteras del Cristianismo. ¿Por qué no admitir la posibilidad del desarrollo de humanismos filosóficos plenamente compatible con el cristianismo? No dejemos monopoli- zar el significado de una palabra tan decisiva en una sola dirección. Optar por el Dios cristiano no significa renunciar a ser hombre, sino ayudarnos a darle un sentido último, incluso desde la pura perspec- tiva filosófica. Es lo que intento hacer a continuación como conclu- sión de cuanto he expuesto hasta ahora. 4. ¿PARA QUÉ NECESITA A DIOS UN HUMANISMO? 33 La humildad del filósofo no debe impedir su necesaria audacia. Dios está cerca de nosotros, dentro de nosotros y de nuestro mundo visible. Por eso escribía el apóstol Pablo a los cristianos de Roma que, desde la creación del mundo, las perfecciones invisibles de Dios, tanto su eterno poder como su divinidad, se hacen claramente visi- bles a nuestra inteligencia a través de sus obras 34 . La filosofía cristiana medieval expresaba la relación de los seres creados con su Creador mediante los términos huella – vestigium– e imagen –imago –. Lenguaje que, después de veinte siglos de Cristia- nismo, debido al proceso secularizador que se ha desarrollado en Occidente, nos puede resultar extraño e ininteligible, pero cuyo sen- tido necesitamos recuperar precisamente hoy, cuando muchos con- temporáneos, por diversas circunstancias, se sienten autorizados a prescindir de toda trascendencia religiosa. No escuchan ni entienden la llamada de Dios en sus obras. Lo cual es un desafío turbador. En resumidas cuentas se nos plantean problemas metafísicos. La metafísica vuelve siempre, porque radica en lo más profundo de la conciencia humana: en nuestra capacidad de plantearnos las cues- tiones últimas sobre lo real, sobre nuestra propia vida. Kant estaba 33 Cf . Persona y rostro del otro (Madrid, 1991) 45-56. 34 Rm 1,20. s j t t r e s L e c s a e i t
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