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190 ILDEFONSO MURILLO reflexión sobre la relación de la persona con Dios lo encuentro en su obra Antropología metafísica (1970) : «No podemos demostrar que Dios crea cada persona, porque no “disponemos” de él, no podemos partir de él. Lo evidente es, en cambio, que cada persona significa una radical novedad, imposible de reducir a ninguna otra realidad dada; y esto es lo que nos veríamos obligados a llamar “creación”. Quiero decir que, prescindiendo momentáneamente del “creador”, la crea- ción se impone como manera adecuada de descripción del origen de las realidades personales. La persona como tal se deriva de la ‘nada’ de toda otra realidad, ya que a ninguna de ellas puede reducirse. Si no la vemos como “creada”, nos resulta literalmente inexplicable o bien aparece literalmente reducida a lo que no puede ser: una cosa [...] En lugar de partir de un Creador y ver desde él la realidad del mundo, se trataría de descubrir la condición de criaturas en ciertas realidades: concretamente aquellas que son contingentes e irreduc- tibles ; o, dicho de otro modo, cuya manera de llegar a ser consiste en efectiva innovación. Sobre este “modelo” de la creación personal podría intentarse la comprensión de la creación en general y acaso de un posible Creador» 30 . Este ir a Dios desde la persona presupone una presencia de Dios en su creación y, más concretamente, en la exis- tencia humana, fundamentándola y dándole realidad y sentido. Julián Marías se siente bajo la mirada de Dios y en sus manos, pero en liber- tad. La relación de la persona con Dios no es concebida como algo abstracto y no empobrece la existencia: «La religión consiste, claro es, en una referencia a Dios, pero no genérica, abstracta y de una vez para todas –algo que, una vez dicho o reconocido, se puede olvidar–, sino que afecta al detalle de la vida, a la totalidad de sus momentos y contenidos. Y no es tampoco, como algunas interpretaciones religio- sas han pretendido, que se vive para esa referencia, como si la vida no interesara por sí misma; es que esa referencia constituye la vida cuando ésta aparece en su integridad. Dios no es un “añadido”, sino que es descubierto en la vida cuando se la deja ser religiosamente, cuando no se la proyecta sobre un plano simplificador. La crisis religiosa de nuestro tiempo consiste, antes que en una perturbación de la relación del hombre con Dios, en una múltiple mutilación de 30 Antropología metafísica (Madrid 1973) 36. l i s li l r t t e e s y i a t r e i c li a e e e (

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