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EL PRIMITIVO CRISTIANISMO ANTE LA FILOSOFÍA… 169 s s - s - - a s e ? s r e - s s e s r - , e e e - s s oigan también los muchachos? ¿Es que no exhortan a que los jóve- nes salgan de su pésima vida y aspiren a cosas mejores? ¿Vamos a acusar nosotros a los filósofos de que exhorten a la virtud, y a los que recientemente incitaron a Epicteto como profesor de filosofía? ¿No obraremos los cristianos igual que los filósofos si exhortamos a muchachos, esclavos y gentes ignorantes para que salgan de su ignorancia? 40 . El Cristianismo no repudia la filosofía. Jamás los maes- tros cristianos, dirá nuestro autor, apartan a los alumnos de los bue- nos maestros filosóficos, porque consideran que la filosofía es algo útil y bueno. Por el contrario los cristianos proclaman públicamente su lema evangélico: “Que serán bienaventurados los que vivieren conforme a la palabra divina”. “¿Acaso son estas enseñanzas propias de cardadores, zapateros, bataneros y de los más rústicos patanes, como profiere Celso?” 41 . Los intelectuales cristianos que mantienen una línea de acep- tación de la filosofía sostienen que ésta juega un papel eminente- mente propedéutico, siendo esta posición una de las constantes que se repiten en el primitivo cristianismo desde Justino, Clemente de Alejandría y finalmente Orígenes. En esta línea y con esta idea nues- tro autor nos explica lo siguiente: “Si apartamos a los niños, repito, de maestros que no saben interpretar filosóficamente los poemas y añadirles el comentario que convendría para su provecho, en tal caso hacemos algo de lo que no nos avergonzamos de confesar. Mas si me presentas maestros que dan una especie de iniciación y ejercicio propedéutico en la filosofía, yo no trataré de apartarlos… ejercitados más bien como en una instrucción general y en las doc- trinas filosóficas, trataré de levantarlos a la magnificencia sacra y sublime de los cristianos, oculta al vulgo” 42 . En otro capítulo de la obra y relacionado con otra temática Celso rechaza el argumento de autoridad (Ipse dixit) que realizaban algunos cristianos cuando se les interrogaba por qué creían o actua- ban de un determinado modo. “Como Él lo dijo por eso creo”. Orí- genes le contesta que Cristo vino a corregir la Antigua Alianza y que no necesitó de medidas extraordinarias para imponer su doctrina, sino que bastó con su enseñanza. Ahora bien, nuestro autor no se 40 Ib ., III, 54. 41 Ib. , III, 57. 42 Ib ., III, 5.8.

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