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168 JOSÉ ANTONIO LLAMAS MARTÍNEZ dentemente Celso, Orígenes le pide que le dé razones, porque ni las del Timeo , ni las de Aristóteles le parecen más convincentes que las de la Biblia. En la misma línea le parece mucho más creíble a nues- tro autor el monoteísmo judeo-cristiano que la infinidad de fábulas politeístas difundidas por los griegos, y que ofrecen la misma credi- bilidad que las egipcias o babilónicas. Así mismo denuncia que los judíos carecieron de la humildad necesaria para interpretar en las profecías los signos que anuncia- ban este modelo de Mesías e igualmente carecieron del acto ético de apertura y humildad que lleva inherente todo acto de fe para creer en un Mesías que no venía revestido de un carácter regio y dominador. Por otro lado todos los discípulos de este Mesías sufrieron el martirio. ¿Cómo podían inventar tamaña fabulación que llegaran a pagar con su vida, algo que les llevara hasta la muerte? Establece, por otro lado, nuestro autor, una comparación entre Jesús y Sócrates, pues si éste fue a la muerte por coherencia ética y por cumplimiento de las leyes de su polis, del mismo modo Jesús fue consciente de la tarea que había asumido como Mesías, aún en con- tra del formalismo en que habían derivado las leyes de su pueblo. Ante la acusación de Celso sobre la proliferación de sectas dentro del cristianismo Orígenes se defiende diciendo que tampoco en la medicina y su práctica existe la unanimidad, ni en las escuelas filosóficas, pues hay muchas maneras de interpretar la verdad y de buscar la felicidad. En el cristianismo ocurrió también que muchos eruditos de los que abrazaron la fe: “… por el empeño en entender a fondo los misterios del cristianismo, de ahí surgió que al inter- pretar diversamente las palabras que todos tenían por sagradas, surgieron las sectas dentro del mismo” 39 . Este mismo razonamiento lo desarrolló diciendo que quien censure al cristianismo por razón de las sectas, censure también la enseñanza de Sócrates de la que nacieron muchas escuelas y muy divergente doctrina. ¿Y habrá que recriminar la doctrina de Platón porque Aristóteles se salió de su escuela? Del mismo modo ante la acusación del filósofo griego de que los cristianos exhorten tanto a los jóvenes como a los escla- vos para que vivan libres conforme a la virtud, nuestro autor les responde diciendo que: “¿Acaso los filósofos no invitan a que les 39 ORÍGENES, Contra Celso… o. c., III, 12 a ¿ a i t s c c t s t y c e e t s a g s

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