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EL TRASPASADO. UN TÍTULO CRISTOLÓGICO EN EL CRISTIANISMO… 115 a s - - a s - - , - - - a - l r - , s l e , a y r a e . - obsoleta producto de la decadencia de Occidente y fruto de la globali- zación, sino es un reto y un verdadero desafío para todos los hombres de hoy perdidos en la amalgama de una sociedad plural y consumista. El mundo materialista donde está insertado el cristianismo necesita vivir y experimentar la divinidad, como garantía y expresión de la más genuina fe cristiana que no se deja amedrentar, ni por el miedo de los poderosos, ni por las guerras y contiendas, verdaderos núcleos de división y extorsión. Hoy más que nunca la fe debe expresarse como una vida donde todos, no solamente proclamemos que Jesús es Dios, sino que nuestra existencia sea un indicativo transparente de esa ver- dad tantas veces definida y otras tantas proclamada. Creer en la divinidad supone aceptar plenamente la nueva vida de Cristo. En ella la persona resuelve su identidad y se transforma en hijo de Dios, valorando el auténtico sentido de la fe cristiana y sometiendo todas las demás verdades a esa misma fe. Cristo al que todos mirarán como traspasado no es solamente un título divino, sino una verdadera síntesis teológica en el interior del primitivo cristianismo y deberá abrir nuevos caminos y senderos en mundos tan opuestos como eran el mundo judío, el mundo griego y el mundo romano. La fe en Dios se explicitaba de una manera rotunda en el interior el hombre Jesús de Nazaret, Dios y hombre verdadero, artífice de la salvación divina, profeta, ungido para la vida, fuerza y poder de Dios, camino verdad y vida de los creyentes, Resucitado y Traspasado por nuestros pecados. La fe en este Señor transfigurado por la muerte y vivo para Dios es una apuesta auténtica por una fidelidad que se manifiesta en la comunidad de salvación que es la Iglesia fundada en su misma sangre. 1. LOS PASAJES ACERCA DEL TRASPASADO (Jn 19,37; Ap 1,7; Mt 24,30) Enseguida analizaremos los pasajes referidos al traspasado, pero antes conviene que nos detengamos a considerar como los primeros cristianos entrevieron a Cristo, para después aproximarnos a lo que quisieron decir los autores del Nuevo Testamento. No se trata por tanto de un género literario, ni de una ficción, ni de una especula- ción filosófica a propósito del Resucitado, sino de la misma génesis cristiana, esto es, aquella realidad histórica y a la vez teológica como

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