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126 ANTONIO LLAMAS usa la imaginería de Jesús como templo y la fuente de vida en varias partes de su evangelio 26 . La sangre alude al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn 1,29) y está más fundamentado por la referencia a la Escritura: No le quebrarán ningún hueso (Jn 19,36). Se trata de una alusión a algunos lugares del Antiguo Testamento (Sal 34,21; Ex 12,10; Nm 9,12). Romper huesos suena a la ley del cordero pascual según los pasajes aludidos (Ex 12,46) y se afirma en otro lugar de Isaías (Is 38,13) y en un pasaje del libro de las Lamentaciones (Lam 3,4) 27 . El evangelista revela un dato probablemente histórico del fin de Jesús y busca el significado teológico sobre la base del mensaje bíblico. El pasaje bíblico al que él se refiere es del libro del Exodo, cuyo contenido se refiere al cordero cuyo hueso no debe ser quebran- tado (Ex 12,10). Cristo es como el nuevo y perfecto cordero pascual inmolado para la liberación definitiva del pueblo de Dios disperso y esclavo. El evangelista contempla también un salmo (Sal 34,21). Se trata de una promesa divina. Dios no permitirá que los huesos del justo fueran quebrantados y según el pensamiento judío se deberá evitar mutilaciones que impidan la resurrección. C.H. Dood asocia este salmo del justo sufriente con los poemas del Servidor del Señor del DeuteroIsaías 28 . Así San Juan en el verso anterior (Jn 19,36) realiza una doble inclusión con referencia al Cordero de Dios, hecho al comienzo del Evangelio (Jn 1,29). Sabemos que no solo se refiere al cordero pascual sino al Siervo sufriente. Jesús es el ino- cente sufriente que toma sobre sí los pecados de los otros y viene conducido al matadero como un cordero (Is 53,7). Dios no permite que sus huesos sean despedazados y por lo tanto, no lo priva de la victoria de la resurrección 29 . El libro de los Jubileos se expresa del mismo modo: «No haya fractura de ningún hueso, pues no se que- brará ningún hueso de los hijos de Israel» (Jub 49,13) 30 . 26 G. VAN BELLE - J.G. VAN DER WATT - P. MARITZ (eds.), Theology and Christological in the Fourth Gospel (Leuven 2005) 449, n. 32. 27 L. ALONSO SCHÖKEL - C. CARNITI, Salmos I (Estella 1992) 519. 28 CH. DOOD, La interpretación del Cuarto Evangelio (Madrid 1978) 238- 240. 29 G. RAVASI, Il libro dei Salmi , vol. I (Bologna 1981) 625. 30 A. DÍEZ MACHO (dir.), Apócrifos del Antiguo Testamento , vol. II (Madrid 1983) 186. t e t s ( v 4 r r l c t s c 1 C
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