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EL VALOR DE LA AMISTAD 109 s l . a a l a s e e - - e : r - e s a a s a - . y a demostrado encomendándole su “depósito” que no era otra cosa que el evangelio. El Señor había impregnado su vida con dicho depósito y le había constituido “heraldo, apóstol y doctor” (2 Tm 1,11). Ahí se encuentra la raíz más profunda de la amistad inquebrantable: Pablo se entregó al evangelio, al poder de Dios, a Jesucristo, cuando le fue revelado. Consiguientemente Dios o Jesucristo le entregó el evange- lio, la revelación, para proclamarla como “heraldo, apóstol y doctor”. En general, la estructura primera de la predicación de Pablo, tal como puede ser construida sobre la base de otras cartas del NT (en particular la carta a los Hb y la primera de Pedro), los primeros dis- cursos del libro de los Hechos e incluso los evangelios (en especial el de Marcos) coincide con la de Pablo. Y esto es válido si tenemos en cuenta el tema de la cristología; la sabiduría de la cristología, la humillación y exaltación de Cristo, la primitiva ética cristiana. Que su doctrina se retrotrae a la figura original y origicante de Jesús no puede ponerse en duda 44 . 8. CONCLUSIÓN La conclusión exige establecer una comparación entre lo dicho como prólogo de forma genérica, que presenta la amistad como valor absoluto, y el final de la conclusión que demuestra la teoría enunciada en el Apóstol que la vivió intensamente, aunque persona- lizada de forma muy concreta en la relación establecida entre Jesús y Pablo. Y la conclusión debe tener también en cuenta la paradoja formulada al principio: “No te fíes del amigo” (Mi 7,5). ¿Cómo puede armonizarse la presentación de una realidad de valor absoluto con la advertencia de su peligrosidad que aconseja alejarse de ella? Comen- zamos con el intento de armonizar la paradoja mencionada con el personaje que logró la unión, aunque amistad y reserva e incluso hostilidad se lograsen sólo entre dos personas, Pablo y Jesús. – Ante el “no te fíes del amigo” (Mi 7,5) destaca la fidelidad absoluta de Pablo, su total confianza frente a aquel de quien se ha fiado (2 Ti 1,12). 44 F.F. BRUCE, “The Epistles of Paul”, en Peake’s Commentary on the Bible (Nelson 1967) 936.