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100 FELIPE F. RAMOS Fue una revelación concedida por Dios sobre quién era Jesús o de Jesús mismo que le dio a conocer el evangelio o una visión de Dios. La amistad de Pablo con Jesús tiene su punto de partida en la revelación . Sin ella no es posible la amistad. Recordemos la frase clásica: “La amistad o presupone igualdad en los amigos o la crea”. Oigamos a Jesús: “Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; os digo amigos porque todo lo que oí de mi Padre os lo he dado a conocer” (Jn 15,15). “Nadie tiene mayor amor que éste de dar uno la vida por los amigos. Vosotros sois mis ami- gos si hacéis lo que yo os mando” (Jn 15,13-14: la palabra “amigo” aparece tres veces, una en cada versículo). 7.2. C ONSOLIDACIÓN DEL FLECHAZO AMOROSO La manifestación (revelación) de Dios o de Cristo cambió radicalmente las cosas. El “Jesús” al que él perseguía se pone a su mismo nivel: “Yo soy Jesus, a quien tú persigues” (Hch 9,5). Esto significó un desconcierto tremendo para Pablo. Se le afirma la iden- tidad entre Jesús, el Jesús terreno, iniciador del movimiento perse- guido por Pablo, y el Señor exaltado. No hay contraposición entre ellos. El Señor exaltado tiene su epifanía, su manifestación visible, su “Cuerpo” en los cristianos. Y ésta era, ya entonces, la esperanza de la fe en todo el cristianismo primitivo, vinculada a una persona histórica y no a un mito atemporal. El acontecimiento mencionado se vio arropado y respaldado por la fe de la comunidad original: los cristianos perseguidos eran “Jesús” mismo (Hch 9,5), La revelación y el evangelio recibidos por Pablo eran la realidad de la que vivían los cristianos a los que él se unió. Pablo es deudor del cristianismo que existió antes que él y junto a él. Hay mucho en la teología y en el pensamiento paulinos que es lo común y apostólico. Pablo heredó muchas ideas de la Tra- dición que le precedió y que él conoció por medio de la comunidad cristiana a la que se adhirió. En sus cartas tenemos muchas referen- cias a esta herencia: en el kerygma, en las fórmulas confesionales, en los himnos cristológicos, en la terminología teológica, en las refe- rencias litúrgicas y parenéticas. Pablo es receptor “inmediato” del flechazo y también “mediato”: el kerygma, la tradición, la liturgia, la parénesis... eran ya algo logrado. Esto hizo que aquel flechazo amoroso inicial alcanzase t s e 7 a a g li r e e s e e c t 9 4 o

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