NG200701003
EL VALOR DE LA AMISTAD 97 s s a s s - e s s a r a e e l - a s s n a n a Como en Lucas tambien en Juan fíloi es una autodesignación de los cristianos: “La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda a los amigos en particular” (3 Jn 15). Es evidente que este texto de la tercera carta de Juan se refiere a los cristianos a los que llama “ami- gos”. La dersignación de fíloi se halla en conexión con el saludo e indica la participación en la exclusividad de la comunidad joánica. A pesar de todo la traducción por “correligionario” o compañero desfiguraría el sentido esencial que corresponde aquí al título en cuestión: los que han llegado a ser amigos de Jesús por su unión con él, son compañeros en la fe. El autor de la tercera carta de Juan uti- liza una fórmula ampliamente difundida. Pero, a diferencia de en las cartas profanas, se halla impregnada por el carácter de la comunidad joánica: son compañeros de la misma fe, que saludan y deben ser saludados. Aquí se halla la misma exclusividad que en Mt 5,47: “Y si saludáis solamente a vuetros hermanos, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen esto también los gentiles?”. 6. FÍLOS Y FILÍA EN LA CARTA DE SANTIAGO Los dos pasajes que tratan del tema (St 2,23; 4,4.5, donde apa- rece también filía ) giran de forma distinta en torno a la amistad de Dios. En 4,4 “el enemigo de Dios” presupone lo contrario al “amigo de Dios” y la misma oposición tenemos en la “ filía del mundo y la filía de Dios . La amistad con el mundo engendra necesariamente la enemistad con Dios. El presupuesto de esta tesis es un dualismo que es sinónimo al de Juan, sobre todo en 1Jn 2,15: “No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo no está en él la caridad del Padre”. El único pasaje de todo el NT en el que es utilizado el título de “amigo de Dios” es el de St 2,23 36 . Si la tercera frase debe ser con- siderada como las otras dos, como una parte de la cita, no es del todo seguro, pero sí que es probable. Tendríamos una referencia a 36 Ib. , 165: “El tema se halla, al menos subyacente, en algunos logia y pará- bolas de Jesús (Lc 12,4; 11,8; 14,10).
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