NG200701002

TITO LUCRECIO CARO, EL PRIMER POETA FILÓSOFO LATINO 71 a s - s - e a s a - l e y s . r - s a - l e r e s l s l - alma no forma parte de una constitución del cuerpo, no constituye armonía con él, sino que es otra parte más del cuerpo, destructible como todas. Animus y anima están entre sí unidos, pero el alma tiene la función directiva y ocupa su lugar concreto en el pecho. La vida se distribuye por todas las partes del cuerpo. La percepción del mundo material se hace por medio de los sentidos, garantes del conocimiento y de toda ciencia. El tercer par, Libros Quinto y Sexto, ocupan un lugar intermedio entre la concepción atómica de lo exis- tente y una Antropología. De este modo el libro quinto se centra en el origen del mundo, a partir de la materia, y de la cultura del hombre, mientras el Libro Sexto discute los fenómenos del cielo y de la tierra, la meteorología, tempestades, terremotos, nubes, vulca- nismo y otros hechos sorprendentes. Todo acontece por necesida- des internas de la materia, y nada tiene que ver con todos ellos las intervenciones divinas. Aceptar la naturaleza, como ella es, es vivir conforme a la naturaleza, aun aceptando, a pesar de la ciencia posi- ble y aplicable, situaciones terribles, como la Peste en Atenas, que describió Tucídides, y con la que concluye de modo impresionante el último libro (v. 1138-1285). En ningún texto de la tradición epicúrea, como en Lucrecio, hay mayor profundidad descriptiva, ni más belleza plástica ni tanta fidelidad a una corriente filosófica, que aspiraba a ser guía y con- suelo para la humanidad. Si Tucídides registró la peste de Atenas con los ojos de un historiador, Lucrecio la sufre en su representación como un inmenso drama, privilegio de grandes poetas. Por supuesto supera en fuerza expresiva y grandeza poética al mismo texto griego en prosa, trasmitido fielmente, al parecer, por Diógenes Laercio. Es patente la intención de los cuarenta Principios Dogmáticos, algo inconcebible en la Filosofía anterior de Platón y Aristóteles. La meta de la Filosofía no es para ellos el aprender de memoria unas deter- minadas sentencias doctrinales. La Filosofía no consiste en el cono- cimiento de principios sintéticos. Precisamente, en el diálogo con Menón, intentará Sócrates hacerle borrar de la memoria todas las fra- ses o pensamientos aprendidos de memoria, para abrirle el camino al conocimiento verdadero. El saber, que la Filosofía pretende, es algo distinto a meros principios y nunca atado a formulismos. De ahí la dignidad del pensar sin dogmatismos ni partidos, propia de la Filosofía, hoy tan perseguida y eliminada en la mayoría de las plani- ficaciones docentes y discentes.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz